Elena De White: Mujer De Visión

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CAPITULO 26—LA SESIÓN DE LA ASOCIACIÓN GENERAL DE 1901. ¡HORA DE CAMBIAR!

El martes 2 de abril de 1901, por la mañana, prevalecía una atmósfera de cierta agitación y recelo mientras los obreros y los miembros de la iglesia comenzaban a reunirse en el Tabernáculo de Battle Creek. Ésta sería la sesión más grande de la Asociación General que hasta el momento se había realizado. Elena de White estaría allí, y sería la primera sesión a la que asistiría en diez años. Los 267 delegados representaban a una iglesia de 75.000 miembros, cuatro quintas partes de los cuales residían en los Estados Unidos. MV 402.1

Por años se había reconocido en forma creciente que la iglesia se había vuelto demasiado grande para su organización. La estructura básica de la organización de la iglesia con sus asociaciones locales unidas en una Asociación General había permanecido sin cambiarse desde 1863 a 1901. MV 402.2

Había dos niveles de organización reconocidos: la Asociación local y la Asociación General. Cuando la Asociación. General se organizó en 1863, la iglesia tenía una institución, a saber, una casa publicadora en Balde Creek. Pero la obra de la denominación pronto se expandió. Comenzó la obra de salud con el establecimiento de un sanatorio en 1866. Se inició la obra educacional con la apertura de la escuela de iglesia de la denominación en Battle Creek en 1872, y el colegio en 1874. Se añadieron otras casas publicadoras, y se abrieron sanatorios y escuelas. MV 402.3

A medida que se desarrollaba la obra en diferentes líneas, se formaron asociaciones para fomentar sus intereses. Estaban la Asociación Internacional MédicoMisionera y de Benevolencia, la Asociación Internacional de la Escuela Sabática, la Sociedad Internacional de Folletos, la Asociación Nacional de Libertad Religiosa, y una Junta Directiva de Misiones Extranjeras. MV 402.4

Todas éstas eran organizaciones autónomas representadas por corporaciones independientes, operadas por adventistas, pero no eran parte integral de la organización de la Asociación General. No se pensaba que las diversas ramas de la obra eran departamentos de la Asociación General, sino que se las consideraba como entidades independientes. MV 402.5

A medida que la obra denominacional, diversificada y creciente y con múltiples intereses comerciales, se desarrollaba rápidamente, el fervor espiritual decayó y en algunas áreas no se prestó atención a los consejos que Dios envió para alertar sobre los peligros y proteger la causa. MV 403.1

El Comité Ejecutivo de la Asociación General, que comenzó con tres miembros en 1863, fue ampliado periódicamente a medida que crecía la iglesia, y para 1899 había aumentado a 13. Aun así, el grupo estaba muy disperso y no se reunía a menudo en una sesión plena. Seis de los 13 hombres eran dirigentes de distrito diseminados por toda Norteamérica. Dos hombres representaban la obra fuera de Norteamérica y residían en el extranjero. Esto dejaba a cuatro miembros del Comité Ejecutivo de la Asociación General residentes en Battle Creek. Ellos, con el secretario y el tesorero de la Asociación General, que no eran miembros del comité, formaban una especie de grupo extraoficial de oficiales que llevaban las responsabilidades de la marcha de la iglesia día por día. MV 403.2

No es difícil, entonces, captar la situación que se formó con la obra mundial creciendo más que la estructura organizacional que la administraba. Aquellos que estaban en la sede central sentían naturalmente que estaban preparados para administrar en la forma más sabia y mejor aun los detalles más pequeños de los intereses adventistas en las partes más remotas del mundo. MV 403.3

Un área en particular en la que se crearon problemas serios fue en el apoyo financiero de la causa. Sin presupuestos planeados cuidadosamente para servir como orientación en el desembolso de los fondos, aparecieron grandes injusticias, sucediendo que las necesidades que estaban más cerca ganaban a menudo el favor de los tesoreros. MV 403.4

No es de sorprenderse, entonces, que los delegados se reunieron con cierta aprensión ese martes de mañana, 2 de abril, para la sesión de la Asociación General. Todos estaban profundamente agradecidos de que Elena de White estaba allí, y ella sentía una seria preocupación por la reunión. Fue esta sesión, con sus desafíos y oportunidades, la que en gran medida había inducido a la Sra. White a terminar su trabajo en Australia y apresurarse a regresar a los Estados Unidos. MV 403.5