Elena De White: Mujer De Visión

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LA EXPERIENCIA DE ANNA PHILLIPS

Una de las preocupaciones de Elena de White en este tiempo fue la manera torpe en la que algunos hermanos destacados de Norteamérica se relacionaron con Anna Phillips y con sus pretensiones de recibir revelaciones especiales de Dios. MV 365.6

La Srta. Anna Phillips —a veces llamada Anna Rice por haber sido acogida por la familia Rice— sentía que había sido llamada por Dios para servir como una mensajera especial a la iglesia, inspirada por visiones celestiales. MV 365.7

Ella escribió “testimonios”, primero a los Rice y luego a otros esposos y esposas, refiriéndose a sus experiencias personales. Eran apelaciones fervientes para tener una vida pura, con enseñanzas que trascendían lo que decían la Biblia y el espíritu de profecía. Los mensajes estaban dirigidos a los dirigentes de la iglesia y buscaban orientar en la administración de la obra. MV 365.8

Correspondencia desde Norteamérica dirigió la atención de Elena de White al asunto. El 1o de noviembre de 1893, ella les escribió al pastor Rice y a su esposa previniéndoles que no llegasen a involucrarse con Anna Phillips y sus escritos. Pasaron casi dos meses antes de que se refiriese nuevamente al asunto. En su viaje de regreso desde Nueva Zelanda pasó unos pocos días en Sydney. Allí, el 23 de diciembre, escribió una advertencia general en forma de una carta de diez páginas dirigida a los “Apreciados Hermanos y Hermanas”. Comenzaba así: MV 365.9

Tengo un mensaje del Señor para ustedes. El Hno. Rice no está ocupado en la obra que el Señor quisiera que él hiciese... No puede ver el resultado de este trabajo que ha emprendido. Anna Phillips está siendo perjudicada; ella es inducida, animada en una obra que no soportará el examen de Dios. MV 366.1

En una carta de nueve páginas escrita el 14 de enero de 1894, en Melbourne, dirigida a A. T. Jones, la Sra. White analizó varios asuntos. En la página 5 informó que le había llegado la noticia de que Jones estaba animando a Anna Phillips, e incluso leyendo algunos de sus mensajes en público de tal manera que a la gente le resultaba difícil discernir cuándo estaba leyendo de sus escritos y cuándo estaba leyendo de la pluma de Elena de White. Ella lo instó: “Quiero que usted considere esto cuidadosamente, porque el Señor me ha dado luz en el sentido de que no debe dirigirse la atención de la gente a Anna Phillips” (Carta 37, 1894). MV 366.2

En el primer párrafo de su carta de diez páginas a Jones, escrita el 15 de marzo de 1894, ella trató la situación muy plenamente. Señaló que Dios no había llamado a Anna Phillips para ser la próxima persona que daría testimonios. He aquí lo que escribió: MV 366.3

Muchas cosas en esas visiones y sueños parecen ser correctas, y constituyen una repetición de lo que ha estado en el campo durante muchos años; pero pronto introducen un poquito de error aquí y otro poquito allá, solamente una semillita que arraiga y florece, pero que finalmente contamina a muchos (2MS 99). MV 366.4

W. M. Adams, quien era un estudiante en el Colegio de Battle Creek en 1894, contó su experiencia. Oyó al pastor Jones predicar en el Tabernáculo de Battle Creek. En el sermón Jones mezcló algunos de los mensajes de Anna Phillips con los que leyó de los testimonios, y preguntó a la congregación si no oían la misma voz en ambos. La gente quedó confusa. MV 366.5

A la mañana siguiente Adams estaba en la oficina de correos en el edificio de la Review and Herald escribiendo una postal para su casa. Entró Jones y pidió su correspondencia. Le entregaron un sobre largo con el nombre de Elena de White en el remitente. Se dejó caer en el banco, abrió el sobre y comenzó a leer. Adams informa que mientras Jones leía, brotaban lágrimas de sus ojos y caían sobre las hojas de papel. MV 366.6

Pronto entró A. O. Tait, y Jones se dirigió a él: “Oscar, ven aquí. Siéntate. ¿Tú me oíste predicar ese sermón ayer?” MV 366.7

“Sí”, replicó el pastor Tait. MV 366.8

“Bien, lee esto”, dijo Jones mientras le entregaba el testimonio que acababa de recibir de Elena de White. Después que Tait lo hubo leído, Jones preguntó: “¿Quién le dijo a la Hna. White hace un mes que yo iba a predicar ese sermón sobre Anna Phillips como una profetisa?” MV 366.9

“Ah, tú lo sabes, Alonzo”, contestó Tait en su manera calma pero firme. MV 367.1

“Sí, yo sé. Dios sabía qué iba a hacer yo, e impresionó a la Hna. White un mes antes de que yo predicase el sermón para que me enviase el testimonio diciéndome que yo estoy equivocado. Mira esa techa”. MV 367.2

Fue una semana de reflexión para A. T. Jones, generalmente brusco y siempre listo [para actuar]. Adams informó que el siguiente sábado él predicó nuevamente en el Tabernáculo y que leyó porciones del testimonio que había recibido el domingo de mañana. El dijo: “Estoy equivocado y lo confieso. Ahora estoy en lo correcto” (RH, 7 de julio, 1949). MV 367.3

El pastor W. W. Prescott también llegó a ser un partidario de Anna Phillips, pero unas pocas horas antes de que estuviese por dirigirse a los estudiantes en el Colegio de Walla Walla, con la intención de presentar algunos de los mensajes de ella, recibió una copia de una carta de la Sra. White que trataba del asunto. Fue la primera [carta] que vino a su consideración, y abandonó sus planes. Sucedió que S. N. Haskell, presidente de la Asociación de California, estaba en ese momento en Walla Walla. Cuando le escribió a Elena de White sobre el incidente, exclamó: “He oído sobre testimonios que llegan justamente a tiempo, pero jamás experimenté antes una providencia tal” (S. N. Haskell a EGW, 31 de marzo, 1894). MV 367.4