Elena De White: Mujer De Visión
CARAVANA A LAS AGUAS TERMALES SULFUROSAS
Jaime White describe el comienzo del viaje a la Cadena Snowy: MV 170.6
Fue a las 11:00 a.m. del lunes 2 de septiembre de 1872, cuando montamos nuestros caballos y ponies para el viaje más allá de la Cadena Snowy hasta el Middle Park... Nuestro recorrido iba a través de Rollinsville, Boulder Park, hasta las montañas a través del Paso Boulder (HR, enero, 1873). MV 170.7
A mitad de la tarde vino una fuerte tormenta, y los viajeros se refugiaron en una cabaña de troncos vacía, donde encendieron un fuego en un gran hogar de piedra. Como habían traído todo su equipo consigo, decidieron pasar la noche allí. MV 170.8
Las cuatro damas estaban en ponies. El Sr. Walling tenía la parte principal del equipaje en un carro tirado por dos poderosos caballos, mientras que Willie y su padre estaban cada uno en un buen caballo, listos para ayudar a acarrear el equipaje en los ascensos más agudos, o para ayudar a las damas en los lugares más peligrosos (Ibíd.). MV 170.9
Poco después de iniciar nuevamente el ascenso, Elena White se vio involucrada en un serio accidente. Tenía su poni bien bajo control cuando la correa que sujetaba su equipo de dormir, cedió. En una carta a Edson y Emma ella describió lo que pasó luego: MV 171.1
Cuando yo estaba más animada que nunca, disfrutando mucho del paisaje, mi fardo que iba detrás de mí se aflojó y empezó a balancearse contra las patas del caballo. Vuestro padre se había retrasado para acomodar su fardo con más seguridad. Yo estaba entre dos grupos: tres personas de nuestro grupo adelante y cinco detrás de mí. Vi lo que estaba ocurriendo, saqué mi pie del estribo y estaba lista para deslizarme de la montura al suelo; en un instante más habría estado en salvo. Pero el poni se asustó y me lanzó al suelo por encima del lomo. Me golpeé en la espalda y la cabeza. Sabía que estaba seriamente lastimada, pero tuve la seguridad de que no me había quebrado ningún hueso. Por un tiempo indeterminado apenas pude respirar o hablar, pero finalmente mejoré un poco. Sentía mucho dolor en la cabeza, el cuello, los hombros y la espalda, y en el estómago (Carta 14, 1872). MV 171.2
Jaime White continúa la historia: “Pronto nos quedamos tranquilos al notar que no había huesos quebrados. Tampoco pudimos descubrir heridas externas de ninguna clase; pero como la respiración y el habla eran muy difíciles, temíamos heridas internas”. Con toallas que trajo la Sra. Hall, y agua, se aplicó hidroterapia. He aquí lo que Jaime informó: MV 171.3
La paciente mejoró y pronto pudo tomarse del brazo del que esto escribe, y caminar varios metros de donde estaba el grupo, donde nos formulamos las siguientes preguntas:1. ¿Armaremos nuestras carpas aquí para acampar, dejando que el Sr. Walling regrese a su negocio, y quedaremos hasta ver qué curso tomará el caso? 2. ¿O pediremos ayuda al Gran Médico y, por fe en la eficacia de la oración, continuaremos nuestro viaje? MV 171.4
La Sra. White decidió avanzar, como lo ha hecho frecuentemente bajo circunstancias igualmente difíciles. Al inclinar nuestros rostros en oración, las evidencias de la Presencia Divina nos hicieron llorar de gozo. Y en pocos momentos estábamos en nuestras cabalgaduras, avanzando gozosa, y sin embargo solemnemente, resolviendo que no saldríamos del campamento otra vez al empezar otra jornada sin primeramente agradecer a Dios por sus mercedes pasadas, e implorar su cuidado y protección para el tiempo venidero (HR, enero, 1873). MV 171.5
Las heridas de Elena fueron más extensas de lo que al principio se advirtió plenamente, y ella sufrió por muchos años. En 1907 ella hizo referencia a su pierna izquierda, que la había molestado largo tiempo después del accidente: “Los ligamentos se desgarraron desde el tobillo”. Cuando buscó ayuda médica algún tiempo después del accidente, se le dijo: “Usted nunca podrá usar su pie, porque ha pasado tanto tiempo sin hacer un examen cuidadoso que nada puede aliviar la dificultad y unir los ligamentos desgarrados desde el hueso del tobillo” (MS 156, 1907). MV 171.6
Con la decisión de continuar el viaje, el grupo pronto hizo frente a una cuesta muy empinada, la más empinada del viaje. El carretón fue aligerado de sus provisiones y equipo, y los caballos lo tiraron con dificultad en el ascenso, dejando que las carpas, el equipo y las provisiones fuesen llevados poco a poco por Jaime y Willie con sus caballos. Al mediodía se detuvieron en una antigua cabaña de troncos en un bosque de pinos. Allí Elena de White tomó un baño caliente y pareció estar mejorando. Justo antes de llegar al límite de la vegetación arbórea, encontraron un buen lugar donde acampar durante la noche. MV 172.1