Elena De White: Mujer De Visión

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CAPITULO 11— CALIFORNIA, AQUÍ LLEGAMOS

“¿Alguno para California?”, preguntó Jaime White. MV 167.1

Al finalizar la sesión de la Asociación General celebrada a mediados de mayo de 1868, a los ministros presentes se les dio la oportunidad de expresar su preferencia en cuanto al campo en el que trabajarían durante el año venidero. California todavía era un campo en el que no se había entrado en lo que se refiere a algún obrero denominacional. MV 167.2

Pero ocho años antes Merritt G. Kellogg había viajado con su familia en un carro tirado por bueyes hasta California y trabajado en San Francisco como un carpintero. Luego, cuando se estaba promoviendo la reforma pro salud entre los adventistas, regresó al Este para emprender un curso médico. Se inscribió en el Colegio Médico del Dr. Trall, en Florence Heights, Nueva Jersey, donde unos pocos meses más tarde recibió el diploma como un médico y cirujano capacitado. Se quedó en Michigan tras su graduación, y en la sesión de la Asociación General a mediados de mayo apeló fervientemente a la Asociación General para que enviase a un misionero a California a fin de que le ayudase en su trabajo de levantar un grupo de creyentes en San Francisco. Los hermanos estuvieron de acuerdo en que más adelante podría hacerse eso. MV 167.3

Pero Jaime no estaba listo para dejar las cosas así. “¿No ha sentido alguno la impresión de que tiene el deber de prestar servicio en el campo de California?” Hasta ese momento J. N. Loughborough había permanecido en silencio; ahora se puso de pie y habló de sus impresiones y ofreció sus servicios para la obra en el Oeste. MV 167.4

Loughborough había ido a las reuniones con la profunda impresión de que debería ir a California, pero a nadie le había revelado esto. ¡En no menos de veinte sueños que había tenido le parecía como que él estuviese trabajando allí! MV 167.5

Loughborough informó en cuanto a lo que ocurrió luego: MV 167.6

El Hno. White comentó entonces: “Cuando el Señor envió a sus siervos, los envió de dos en dos, y parece como si dos ministros debieran ir a ese campo distante”... Entonces se levantó el pastor [D.T.] Bourdeau y expresó lo que había estado pensando, y que él había venido a las reuniones con su compañero y con todos sus bienes terrenales, listo para ir adonde la Asociación pudiera decir (PUR, 3 de julio, 1913). MV 167.7

White recomendó: “¿Quisieran los hermanos Bourdeau y Loughborough orar sobre esto juntos y separadamente hasta el día cuando la Review vaya a la prensa, para que puedan estar seguros sobre cuál es el parecer del Señor en este asunto?” (Ibíd.). MV 168.1

En el momento apropiado, cuando White les pidió su respuesta, los dos hermanos replicaron: “California, o nada”. White entonces pidió $1.000 para comprar una carpa e iniciar la misión. En ese entonces el ferrocarril se extendía sólo hasta las Montañas Rocosas; el viaje debía hacerse en barco hasta el istmo de Panamá y luego en otro barco hasta San Francisco. Durante el año siguiente y aun después, los lectores de la Review leyeron con emoción los informes de los misioneros, primero sobre el viaje en sí y luego sobre las reuniones bajo carpa y la organización de iglesias en los valles al norte de San Francisco. MV 168.2

Comenzaron su trabajo en Petaluma, y desde allí trabajaron hacia el norte. Pronto habían establecido iglesias en Santa Rosa, Healdsburg, Bloomfield y otros lugares. MV 168.3

Loughborough informó: MV 168.4

Poco después de nuestro arribo a California recibimos una carta de la Sra. White, en la cual ella relataba una visión que se le dio en Battle Creek el viernes por la noche del 12 de junio, un día que habíamos pasado en Lancaster, Nueva York, antes de emprender viaje a California. Ella nunca había estado en California y no tenía un conocimiento personal de los hábitos de la gente. En realidad, hasta ese entonces ella nunca había estado al oeste del río Missouri. Cualquier conocimiento que ella poseía concerniente a cosas que ocurrían allí se derivaba de lo que al Señor le placiera revelarle. MV 168.5

En las instrucciones mencionadas en su carta, ella delineaba el estilo de vida liberal de la gente de California, y cuál sería el efecto de trabajar entre ellos con un plan estricto, “consciente del valor del dinero”. Al predicar a la gente en California, de alguna manera debían abordarlos con algo del espíritu liberal con el que ellos trabajan, y sin embargo no en una forma despilfarradora (GSAM, p. 385). MV 168.6

Años más tarde, al mirar retrospectivamente a esa experiencia, Loughborough testificó: MV 168.7

Cuando contemplo los resultados de haber seguido la instrucción dada, puedo decir que nuestra causa avanzó más en tres meses que lo que habría progresado en un año si no hubiésemos sido ayudados “en la obra del ministerio” por la instrucción recibida a través del don de profecía. Hasta la primavera de 1871, como resultado de los esfuerzos en el condado de Sonoma, se habían levantado cinco iglesias de observadores del sábado (Id., p. 386). MV 168.8

Jaime y Elena esperaban ansiosamente el tiempo cuando podrían visitar a los hermanos allí y ver personalmente cómo estaba progresando la obra. En realidad, un año más tarde Jaime ya estaba hablando sobre la idea de asistir a un campestre en California. Pero su viaje se demoró cantidad de veces. En el verano de 1872 habían planeado asistir a la mayoría de los campestres en el Oeste (Iowa, Illinois, Wisconsin y Minnesota), y luego unirse a J. N. Loughborough en California para un campestre a celebrarse a fines de septiembre. Pero cuando terminaron las reuniones en Iowa, vieron que en su estado de salud el desgaste sería más grande de lo que podrían soportar. Después de unos pocos días de descanso decidieron ir inmediatamente, pensando llegar a California a fines de junio. Ellos tenían que tener un poco de descanso. MV 169.1