Elena De White: Mujer De Visión

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ELENA CAUSA UNA CONMOCIÓN EN BATTLE CREEK (CON TERAPIA NO CONVENCIONAL)

El año que siguió al regreso de los White desde Dansville fue un “año de cautividad”. Elena se dedicó casi totalmente al cuidado de Jaime. Aunque habían ocurrido ganancias temporarias, Jaime había continuado siendo un inválido a pesar de los esfuerzos de ella. Pero al recordar la certeza que se le dio en la visión en Rochester, Elena de White no podía borrar de su mente el cuadro de ella y su esposo trabajando juntos para establecer la causa. Ella temía, sin embargo, que Jaime se había impresionado demasiado con el consejo de los médicos en Dansville, quienes insistían en que tuviese un descanso completo, tanto del cuerpo como de la mente, para aquellos que habían quedado postrados por exceso de trabajo. MV 130.7

Habiendo quedado completamente convencida de que Jaime no se recuperaría de su larga enfermedad mientras permaneciese inactivo, Elena decidió “arriesgarse a hacer una gira por el norte de Michigan” yendo con Jaime “en su condición extremadamente débil, en el frío más severo del invierno” (IT, p. 570). MV 131.1

Ella agregó: MV 131.2

Requirió una medida no pequeña de valor moral y fe en Dios el tomar la decisión de arriesgar tanto, especialmente mientras me encontraba sola... Pero sabía que tenía una obra que hacer, y me parecía que Satanás estaba resuelto a impedirme que la hiciera. Había esperado largo tiempo para que terminase nuestra cautividad y temía que se perderían preciosas almas si yo continuaba por más tiempo alejada del trabajo. Seguir por más tiempo sin ir al campo a trabajar me parecía peor que la muerte, y lo peor que nos pasaría al mudamos sería que muriéramos (Ibíd.). MV 131.3

Al volver a contar la experiencia varios años más tarde, Elena declaró: MV 131.4

Teníamos la seguridad de que Dios podría levantarlo, y creíamos que mi esposo todavía sería capaz de trabajar en la causa de Dios. Pensé que él debería tener algún cambio. Tomamos nuestra yunta de animales, los fieles Jack y Jim, y nos aventuramos a viajar a Wright, Michigan. MV 131.5

En este asunto me vi obligada a avanzar en contra del juicio de mis hermanos y hermanas en Battle Creek. Todos sentían que yo estaba sacrificando mi vida al asumir esta carga; que por bien de mis hijos y por la causa de Dios, debería hacer todo lo que estuviese en mi poder para preservar mi vida (MS 1, 1867). MV 131.6

De modo que, en medio de una tormenta de nieve, el 19 de diciembre de 1866 partieron de Battle Creek con el tiro de animales y el Hno. Rogers hacia el norte de Michigan, con el plan de hacer su primera parada en Wright, condado de Ottawa. El tiempo era tormentoso, sin embargo ese día viajaron 74 kilómetros (46 millas), y se vieron obligados a hospedarse en una posada ruidosa donde se expendían bebidas alcohólicas. MV 131.7

A la mañana siguiente se levantaron a las 5:00 y antes del desayuno anduvieron 24 kilómetros (15 millas) contra un viento norte cortante hasta lo del Hno. Hardy. Allí agradecieron a Dios por la hospitalidad y la comida sencilla y saludable. Manejaron otros 37 kilómetros (23 millas), lo que los llevó a Wright. Elena informó: MV 131.8

Mi esposo resistió el viaje largo y severo de 144 kilómetros (90 millas) mucho mejor de lo que yo temía, y cuando llegamos a nuestro viejo hogar en lo del Hno. Root, parecía estar tan bien como cuando partimos de Battle Creek (IT, p. 570). MV 132.1

Allí comenzamos nuestro primer trabajo efectivo desde la enfermedad de mi esposo. Allí comenzamos a trabajar como en años anteriores, aunque con mucha debilidad (Id., p. 571). MV 132.2

Por fin estaban pasando un punto crítico, con la promesa de días mejores por delante. Pero la batalla no estaba plenamente ganada. Fue necesario que ella insistiese para conseguir que Jaime preparase informes para la Review. Pero este fue un paso significativo en su recuperación. MV 132.3

Wright estaba fuera del camino trillado; los ministros raramente visitaban la iglesia. Elena escribió: MV 132.4

Encontramos esta iglesia en una condición muy problemática. En un gran porcentaje de sus miembros se estaban arraigando profundamente las semillas de la desunión y el descontento mutuos, y se estaba apoderando de ellos un espíritu mundano. Y a pesar de su situación postrada, ellos habían disfrutado tan infrecuentemente las labores de nuestros predicadores que estaban hambrientos de alimento espiritual (Id., pp. 570-571). MV 132.5

La situación era justamente el desafío que Jaime White necesitaba para que participara en la labor espiritual activa. Condujeron una serie de reuniones que duraron varias semanas. Elena recibió visiones en las que se presentaban principios de instrucción, consejo y reprensión para un número de miembros de esa iglesia. MV 132.6

Era un tiempo crítico para muchos en la iglesia. Apenas sabían cómo reaccionar ante testimonios personales. No es fácil recibir y aceptar reproches. En el servicio del sábado de mañana, 12 de enero, Jaime White vio una oportunidad para ayudar a la iglesia en una forma especial. Habló sobre el testimonio a los laodicenses, trazando paralelos y dando consejo. Señaló al Salvador de pie ante la puerta, golpeando, esperando, rogando. Recordó a los oyentes: MV 132.7

Él reprende y castiga a los que ama, ya sea mediante el testimonio cortante de la Palabra de Dios o por un testimonio correspondiente, señalando sus errores y ceguera espiritual. Que aquellos así reprobados, se regocijen entonces, en vez de desanimarse. Es la mejor evidencia de que su salvación es posible (RH, 29 de enero, 1867). MV 132.8

Ésta fue una experiencia importante en la historia de la iglesia de Wright, que trajo fuerza y estabilidad. También fue un hecho sobresaliente en la trayectoria de Jaime White para encontrar el camino de regreso al servicio activo. Elena de White estaba jubilosa. Durante las seis semanas que estuvieron en Wright, ella habló 25 veces y Jaime, 12. Puesto que Jaime se estaba recuperando de una larga enfermedad, ella llevó la parte más pesada de la carga, pero fue cuidadosa para asegurarse de que su esposo estuviera al frente. MV 132.9

Finalmente el resultado de este esfuerzo evangelizador fue de nueve bautismos, y la iglesia experimentó un reavivamiento espiritual. Los Root, que tan bondadosamente hospedaron a los White en su casa, los cuidaron tan tiernamente “como padres cristianos pueden cuidar de hijos inválidos” (IT, p. 570). Como resultado, los Root fueron bendecidos con salud y prosperidad temporal. Root informó que sus campos de trigo habían producido 945 kilogramos por 0,41 hec-tárea (1 acre), y en algunos casos, 1.400 kilogramos, mientras que el rendimiento promedio de los campos de sus vecinos había sido de sólo 245 kilogramos [7 bushels] por 0,41 hectárea (1 acre) (Id., pp. 574-575). MV 133.1

Elena insistió en perseverar con el programa de ejercicio de Jaime. Realizaban una larga caminata dos veces por día. Luego vino una tormenta de nieve que dejó un pesado manto sobre el terreno, lo que acarreó una crisis menor. Ella más tarde habló de lo ocurrido: MV 133.2

Fui a ver al Hno. Root y le dije: “Hno. Root, ¿tiene usted un par de botas que no use?” “Sí”, contestó. MV 133.3

“Le agradecería mucho que me las prestara esta mañana”, le dije. Me puse las botas, salí afuera y recorrí medio kilómetro pisando la nieve profunda. A mi regreso, le pedí a mi esposo que saliera para caminar. MV 133.4

Me contestó que no podría hacerlo con semejante tiempo. MV 133.5

“Oh, sí; tú puedes hacerlo —repliqué—. Con seguridad puedes andar sobre las huellas que yo dejé”. MV 133.6

Era un hombre que respetaba mucho a las mujeres; de modo que cuando vio las huellas que yo había dejado, pensó que si una mujer podía caminar en la nieve, él también podría hacerlo. Esa mañana salió a caminar como de costumbre (2MS, pp. 353-354). MV 133.7

El 29 de enero de 1867, los White dejaron Wright y viajaron a Greenville, condado de Montcalm, a una distancia de 64 kilómetros (40 millas). Elena describió el viaje: MV 133.8

Era el día más severamente frío del invierno, y nos alegramos de encontrar un refugio del frío y de la tormenta en lo del Hno. Maynard. Esta querida familia nos recibió en sus corazones y en su hogar. Permanecimos seis semanas en esta área, trabajando con las iglesias en Greenville y Orleans, y convirtiendo el hogar hospitalario del Hno. Maynard en nuestro centro de actividades (IT, p. 575). MV 133.9

Las actividades en el área de Greenville fueron muy semejantes a las que tuvimos en Wright. Las reuniones eran frecuentes, y tanto Jaime como Elena participaron. Ella notó la mejoría en la salud de su esposo: MV 133.10

Sus labores fueron recibidas por la gente, y él me ayudó grandemente en el trabajo... El Señor lo sostuvo en cada esfuerzo que él hacía. A medida que se aventuraba [a trabajar], confiando en Dios, a pesar de su debilidad, ganaba vigor y mejoraba con cada esfuerzo (Ibíd.). MV 134.1

Con la perspectiva positiva de que ambos trabajarían nuevamente juntos, el sentimiento de “gratitud” de Elena “no conocía límites”. Principalmente se trataban en profundidad temas sobre la benevolencia sistemática y la reforma pro salud en sus aspectos generales. Encontraron que allí había más disposición para recibir la Palabra que en Wright, y que se quebrantaba el prejuicio cuando se presentaba la verdad clara (RH, 19 de febrero, 1867). MV 134.2

Ellos estaban encantados con los alrededores de Greenville. Jaime escribió lo siguiente al respecto: MV 134.3

Uno podría suponer que el condado de Montcalm era una región muy nueva, con casas de troncos, que está a 120 kilómetros (75 millas) al norte del condado de Calhoun [y de Battle Creek]. Pero esta es la porción más hermosa del Estado, Los granjeros son generalmente independientes, muchos de ellos ricos, con casas grandes, espléndidas, granjas fértiles y extensas, y huertos hermosos. MV 134.4

Uno que viaja por esta zona pasa por una variedad de paisajes peculiares de Michigan, a saber, claros ondulantes en los bosques de robles, y llanuras cubiertas de arces corpulentos y hayas, y pinos elevados. Luego, antes de que se dé cuenta, encuentra una hermosa granja con edificios iguales en tamaño y estilo a las viviendas que hay en nuestras ciudades pequeñas (Ibíd.). MV 134.5

“La transportación por trineo ha sido excelente durante los últimos dos meses —informó— y el tiempo, por lo general, comparativamente benigno y hermoso” (Ibíd.). Con su tiro de caballos y el trineo, que eran una gran bendición, casi cada día viajaron de 8 a 64 kilómetros (5 a 40 millas). En su informe escrito el 3 de marzo, Jaime comunicó a los lectores de la Review: MV 134.6

Desde que salimos de casa [Battle Creek, el 19 de diciembre],... hemos viajado con nuestro tiro [de animales] y carruaje 1.600 kilómetros (1.000 millas), y hemos caminado algo cada día, totalizando 160 kilómetros (100 millas). Esto, con nuestras predicaciones, con el trabajo de escribir, con los baños y horas de descanso, ha llenado nuestro tiempo (Id., 12 de marzo, 1867). MV 134.7

Otros informes consideraban que su salud se había recuperado alrededor de un cincuenta por ciento. Todavía estaba con su salud frágil, pero decidido a avan zar por fe, esperando una completa restauración. He aquí cómo cerró su informe sobre el trabajo de ellos en los alrededores de Greenville: MV 134.8

Por el momento nos hemos despedido de esta gente que vive por aquí, que expresa el deseo de que debiéramos establecemos entre ellos. Y nosotros sentimos el más fuerte deseo, si el Señor lo quiere, de establecemos entre esta querida gente donde nuestro testimonio, como es muy natural, es valorado más que en aquellos lugares donde están bendecidos con mucha labor ministerial, y también con las labores de ancianos locales eficientes y de hermanos de experiencia. MV 135.1

Cuando los hombres vienen a pie de 16 a 24 kilómetros (10 a 15 millas), y personas ancianas y débiles caminan de 5 a 19 kilómetros (3 a 12 millas), en esta estación del año, puede estar seguro de que vienen a oír (Ibíd.). MV 135.2