Promesas para los últimos días

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CAPÍTULO 18—PROMESAS PARA LOS SOLITARIOS

“No tenemos nunca por qué sentimos solos. Los ángeles son nuestros compañeros. El Consolador que Cristo prometió enviar en su nombre mora con nosotros. En el camino que conduce a la ciudad de Dios, no hay dificultades que no puedan vencer quienes en él confían. No hay peligros de que no puedan verse libres. No hay tristeza, ni dolor ni flaqueza humana para la cual él no haya preparado remedio” (MC 192). PUD 80.1

“Nunca estamos solos. Sea que lo escojamos o no, tenemos siempre a Uno por compañero. Recordemos que doquiera estemos, hagamos lo que hagamos, Dios está siempre presente. Nada de lo que se diga, se haga o se piense puede escapar a su atención. Para cada palabra o acción tenemos un testigo, el Santo Dios, que aborrece el pecado. Recordémoslo siempre antes de hablar o de realizar un acto cualquiera” (MC 391). PUD 80.2

“Para los que así se familiaricen con Cristo, nunca jamás será la tierra un lugar solitario y desolado. Será para ellos la casa de su Padre, llena de la presencia de Aquel que una vez moró entre los hombres” (Ed 116). PUD 81.1

“Dios no consentirá en que sea dejado solo uno de sus fieles obreros, para que luche con gran desventaja y sea vencido” (MC 389). PUD 81.2

“En toda ocasión y lugar, en todas las tristezas y aflicciones, cuando la perspectiva parece sombría y el futuro nos deja perplejos y nos sentimos impotentes y solos, se envía el Consolador en respuesta a la oración de fe. Las circunstancias pueden separamos de todo amigo terrenal, pero ninguna circunstancia ni distancia puede separamos del Consolador celestial. Dondequiera que estemos, dondequiera que vayamos, está siempre a nuestra diestra para apoyamos, sostenemos y animamos” (DTG 623). PUD 81.3

“Nunca penséis que Cristo está lejos. Siempre está cerca. Su amorosa presencia os circunda. Buscadle sabiendo que desea ser encontrado por vosotros. Quiere que no sólo toquéis su vestidura, sino que andéis con él en comunión constante” (MC 57). PUD 81.4

“Cada oración sincera recibirá una contestación. Tal vez no llegue ésta exactamente como deseáis, o cuando la esperéis; pero llegará de la manera y en la ocasión que mejor cuadren a vuestra necesidad. Las oraciones que eleváis en la soledad, en el cansancio, en la prueba, Dios las contestará, no siempre según lo esperabais, pero siempre para vuestro bien” (OE 271, 272). PUD 81.5

“Nunca estará solo, nunca necesitará sentir que está solo, si hace de Jesús su compañero y su amigo eterno” (2MCP 658, 659). PUD 82.1

“Son más los que sufren de dolencias del alma que enfermedades del cuerpo, y no encontrarán alivio hasta que acudan a Cristo, el manantial de la vida. Entonces dejarán de quejarse de cansancio, soledad y descontento. El gozo que satisface dará vigor a la mente y salud y energía vital al cuerpo” (4T519). PUD 82.2

“Nunca estás solo. Nunca puedes estar en un lugar en donde no haya nadie que se interese en ti. Nuestro Padre celestial dio a su Hijo para que muriera por ti. La cruz del Calvario da testimonio de que él se interesa profundamente en tu bienestar, porque eres adquisición del Hijo de Dios... PUD 82.3

“Si tienes razón y voz para orar, con toda seguridad te va a escuchar, y extenderá su brazo desde el cielo para salvarte. Hay un Dios que escucha la oración, y cuando todos los otros recursos fallan, él es tu refugio, tu constante auxilio en las tribulaciones” (CD 184). PUD 82.4

“El Espíritu Santo debe estar continuamente con el creyente. Debemos considerar más cuidadosamente el hecho de que el Consolador debe morar en nosotros. Si comprendiéramos personalmente esta verdad, nunca nos sentiríamos solos. Al ser asaltados por el enemigo, acosados por la tentación, nuestra fe debe descansar en Dios, porque tenemos la garantía de su Palabra de que nunca estaremos solos en la batalla. Cada alma perdonada del pecado, es preciosa a su vista, más preciosa que el mundo entero. Ha sido comprada a un precio infinito, y Cristo nunca abandonará al alma por la cual murió” (FV59). PUD 82.5

... batalla. Cada alma perdonada del pecado, es preciosa a su vista, más preciosa que el mundo entero. Ha sido comprada a un precio infinito, y Cristo nunca abandonará al alma por la cual murió” (FV59). PUD 83.1

“Vuestra única salvaguardia y felicidad está en hacer que Cristo sea vuestro constante consejero. Podéis ser felices en él, aunque no tengáis ningún otro amigo en el amplio mundo. Vuestros sentimientos de inquietud, o nostalgia, o soledad, pueden ser para vuestro bien. Vuestro Padre celestial quiere enseñaros a encontrar en él la amistad, el amor y la consolación que satisfarán vuestras más ardientes esperanzas y deseos... PUD 83.2

“No estéis demasiado ansiosos por ninguna cosa. Haced serenamente los deberes que el día os trae. Haced lo mejor que podáis, y pedid a Dios que sea vuestro ayudador” (NEV66). PUD 83.3

“Cualquiera sea nuestra condición en la vida, nuestro negocio, tenemos un guía seguro. Cualquiera sea nuestra condición, él es nuestro Consejero. Cualquiera sea nuestra soledad, él es nuestro Amigo, en quien podemos confiar” (NEV58). PUD 83.4