Promesas para los últimos días

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CAPÍTULO 16—PROMESAS PARA LOS OBREROS DE DIOS

“Los que trabajan para Cristo nunca han de pensar, y mucho menos hablar, acerca de fracasos en su obra. El Señor Jesús es nuestra eficiencia en todas las cosas; su Espíritu ha de ser nuestra inspiración; y al colocarnos en sus manos para ser conductos de luz nunca se agotarán nuestros medios de hacer bien. Podemos allegamos a su plenitud, y recibir de la gracia que no tiene límites” (OE19). PUD 72.1

“El que trabaja para Dios necesita una fe fuerte. Las apariencias pueden ser adversas, pero en la hora más sombría es cuando la luz está por amanecer. La fuerza de aquellos que con fe aman y sirven a Dios, será renovada día tras día” (OE 276). PUD 72.2

“Los que se consagran a Dios y cuentan con la protección de su gracia y la pronta influencia de su Espíritu, manifestarán un poder intelectual más agudo que el simple mundano. Podrán alcanzar el ejercicio superior y más noble de cada facultad” (RH 9/25/1883). PUD 72.3

“Los obreros de Dios necesitan fe en Dios. El no se olvida de sus labores, sino que aprecia su trabajo. Hay agentes divinos destinados a cooperar con los que colaboran juntamente con Dios. Cuando pensamos que Dios no hará lo que ha dicho y que no tiene tiempo para prestar atención a sus obreros, deshonramos a nuestro Hacedor” (SC 289). PUD 73.1

“Si os entregáis al servicio de Dios, él, que es todopoderoso en el cielo y en la tierra proveerá todo cuando necesitéis” (DMJ 84). PUD 73.2

“Si se nos dejara hacer los planes, cometeríamos errores. Nuestros prejuicios y debilidades, nuestras ilusiones e ignorancia se manifestarían de maneras diversas. Pero la obra es del Señor; la causa es suya; él jamás deja a sus obreros sin instrucciones divinas...” (MeM 10). PUD 73.3

“Jesús siente todos los tormentos del pesar que experimentan los que están consagrados a su servicio, y que están haciendo su obra en medio de grandes dificultades. Meditemos en el amor de Jesús para tener valor y fe. El Señor vive y reina. Habrá consejeros imprudentes que tratarán de confundimos, pero miremos a Jesús y confiemos en él en todo momento. Ha sido nuestro Ayudador y lo seguirá siendo” (CD 191). PUD 73.4

“Dios no nos pide que hagamos con nuestras propias fuerzas la obra que nos aguarda. El tiene en reserva ayuda divina para todas las necesidades apremiantes, frente a las cuales nuestros recursos humanos son insuficientes. También da el Espíritu Santo para que nos ayude en cada situación difícil, para que fortalezca nuestra esperanza y confianza, para que ilumine nuestra mente y purifique nuestros corazones... No hay límite para la utilidad del que, poniendo a un lado el yo, permita que se realice la obra del Espíritu Santo en su corazón y viva totalmente consagrado a Dios” (MeM 38). PUD 74.1

“Al recapacitar en nuestra historia pasada, habiendo recorrido cada paso de su progreso hasta nuestra situación actual, puedo decir: ¡Alabemos a Dios! Mientras contemplo lo que Dios ha hecho, me siento llena de asombro y confianza en Cristo como nuestro líder. No tenemos nada que temer por el futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido” (TM 31). PUD 74.2

“En la gran obra final encontraremos perplejidades que no sabremos encarar; pero no olvidemos que los tres grandes poderes del cielo están obrando, que una mano divina está en el timón y que Dios cumplirá sus promesas. El reunirá de todo el mundo a personas que le servirán en justicia” (8T254). PUD 74.3

“Dios es el gran Obrero Maestro, y por su providencia él prepara el camino para que se realice su obra. Proporciona oportunidades, abre líneas de influencia y canales de trabajo. Si su pueblo observa las indica- ciones de su providencia y se prepara para cooperar con él, verá que se realizará una gran obra” (6T24). PUD 74.4

“Si consagramos nuestra vida al Servicio de Dios, nunca podremos ser colocados en una situación para la cual Dios no haya hecho provisión. Jesús ha abierto toda la divina plenitud de su inexpresable amor y nos declara: ‘Coadjutores somos de Dios’” (HH 253). PUD 75.1

“Recuerde el obrero de Cristo que no ha de trabajar con su propia fuerza. Eche mano del trono de Dios con fe en su poder para salvar. Luche con Dios en oración y trabaje entonces con todas las facilidades que Dios le ha dado. Se le provee el Espíritu Santo como su eficiencia. Los ángeles ministradores estarán a su lado para impresionar los corazones” (PVGM 184). PUD 75.2

“Anímese a todo obrero de corazón sincero y fiel a continuar trabajando, teniendo presente el hecho de que cada cual será recompensado según hayan sido sus obras” (COES 77). PUD 75.3