Promesas para los últimos días

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CAPÍTULO 7—PROMESAS PARA LOS CRISTIANOS

“Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones. La alegría reemplaza a la tristeza, y el rostro refleja la luz del cielo. Nadie ve la mano que alza la carga, ni contempla la luz que desciende de los atrios celestiales. La bendición viene cuando por la fe el alma se entrega a Dios. Entonces ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea un nuevo ser a la imagen de Dios” (DTG 144). PUD 36.1

“El alma que se ha entregado a Cristo es más preciosa a sus ojos que el mundo entero. El Salvador habría pasado por la agonía del Calvario para que uno solo pudiera salvarse en su reino. Nunca abandona a un alma por la cual murió. A menos que sus seguidores escojan abandonarle, él los sostendrá siempre” (DTG 446). PUD 36.2

“Aun en esta vida, el cristiano tiene a Uno en quien confiar en momentos de necesidad. El lo ayudará a soportar toda su prueba. Sin embargo, el pecador tiene que soportar solo todas sus dificultades. Desciende a las tinieblas de la tumba sufriendo remordimientos, atado por Satanás porque es su presa legal... PUD 37.1

“Si hay alguien que continuamente debe estar agradecido, es el seguidor de Cristo. Si hay alguien que disfruta de un verdadero gozo aun en esta vida, es el fiel cristiano...” (NEV203). PUD 37.2

“El enemigo nunca puede separar de la mano de Cristo a aquel que sencillamente confía en sus promesas. Si el alma confía y actúa obedientemente, la mente es susceptible a las impresiones divinas, y la luz brilla internamente alumbrando el entendimiento. ¡Qué privilegio tenemos en Cristo Jesús!” (7BC 959). PUD 37.3

“En el servicio de Dios hay gozo y satisfacción; Dios no abandona al cristiano en caminos inciertos; no lo abandona a pesares vanos y contratiempos” (CC 124). PUD 37.4

“Cristo vivía rodeado de la presencia del Padre, y nada le aconteció que no fuese permitido por el Amor infinito para bien del mundo. Esto era su fuente de consuelo, y lo es también para nosotros. El que está lleno del Espíritu de Cristo, mora en Cristo. El golpe que se le dirige a él, cae sobre el Salvador, que lo rodea con su presencia. Todo cuanto le suceda viene de Cristo. No tiene que resistir el mal, porque Cristo es su defensor. Nada puede tocarlo sin el permiso de nuestro Señor” (DMJ 62, 63). PUD 37.5

“Aun aquí los cristianos pueden tener el gozo de la comunión con Cristo; pueden tener la luz de su amor, el perpetuo consuelo de su presencia. Cada paso de la vida puede acercamos más a el Señor Jesús, puede damos una experiencia más profunda de su amor y aproximamos más al bendito hogar de paz” (CC 125). PUD 38.1

“Nadie necesita decir que su caso es desesperado, que no puede vivir como cristiano. Con la muerte de Cristo se hizo amplia provisión para toda alma. Jesús es nuestro auxilio constante en tiempo de necesidad. Invoquémosle con fe, que él prometió escuchar y contestar nuestras peticiones” (2JT70). PUD 38.2

“Nunca sienta que su suficiencia propia es su fortaleza. Sólo en el nombre del poderoso Conquistador puede usted ganar la victoria. En su conversación con otros abunde en la misericordia, la bondad y el amor de Dios, y no en su juicio y su justicia severos. Adhiérase firmemente a sus promesas. Nada podéis hacer por vosotros mismos, pero con el poder de Jesús podéis hacer todas las cosas. Si estáis en Cristo y Cristo en vosotros, seréis transformados, renovados y santificados” (4T259). PUD 38.3

“La facultad de orar como oró Nehemías en el momento de su necesidad, es un recurso del cual dispone el cristiano en circunstancias en que otras formas de oración pueden resultar imposibles. Los que trabajan en las tareas de la vida, apremiados y casi abrumados de perplejidad, pueden elevar a Dios una petición para ser guiados divinamente. Cuando los que viajen por mar o por tierra se vean amenazados por algún grave peligro, pueden entregarse así a la protección del cielo. En momentos de dificultad o peligro repentino, el corazón puede clamar por ayuda a Aquel que se ha comprometido a acudir en auxilio de sus fíeles creyentes cuando quiera que le invoquen” (PR 466,467). PUD 38.4

“Presentad a Dios vuestras necesidades, tristezas, gozos, cuidados y temores. No podéis agobiarlo ni cansarlo. El que tiene contados los cabellos de vuestra cabeza, no es indiferente a las necesidades de sus hijos” (CC 100). PUD 39.1