La Verdad acerca de los Angeles

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Pedro y Juan librados de la prisión

Poco tiempo después del descenso del Espíritu Santo, Pedro y Juan, que habían estado dedicados a la oración ferviente, fueron al templo a adorar. Allí encontraron a un pobre y desanimado paralítico... Los discípulos se compadecieron de él. “Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos... No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”. Hechos 3:4-6.—The Spirit of Prophecy 3:275-276. VAAn 230.1

Como los saduceos no creían en la resurrección, se encolerizaban al oír a los discípulos afirmar que Cristo había resucitado de entre los muertos, pues comprendían que si se dejaba a los apóstoles predicar a un Salvador resucitado y obrar milagros en su nombre, todos rechazarían la doctrina de que no habrá resurrección y pronto se extinguiría la secta de los saduceos.—Los Hechos de los Apóstoles, 64-65. VAAn 230.2

Algunos de los oficiales del templo y el jefe de la guardia eran saduceos. El jefe, con la ayuda de otros saduceos, arrestó a los dos apóstoles y los puso en prisión, ya que era muy tarde para que sus casos fuesen examinados esa noche.—The Spirit of Prophecy 3:278. VAAn 230.3

Satanás parecía triunfar y los ángeles malignos lo celebraban; pero los ángeles de Dios fueron enviados a abrir las puertas de la prisión. Contrariamente a la orden del sumo sacerdote y los ancianos, los ángeles les ordenaron volver al templo y continuar hablando palabras de vida.—Spiritual Gifts 1:83-84. VAAn 230.4

Entretanto, el príncipe de los sacerdotes y los que estaban con él “convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel”. Hechos 5:21. Los sacerdotes y magistrados decidieron acusar a los discípulos de insurrección, de haber asesinado a Ananías y Safira, y de conspirar para desposeer a los sacerdotes de su autoridad... VAAn 231.1

Cuando enviaron por los presos para que comparecieran ante su presencia, grande fue el asombro general al recibirse la noticia de que se habían hallado las puertas de la cárcel cerradas con toda seguridad y a los guardias delante de ellas, pero que los presos no aparecían por ninguna parte. VAAn 231.2

Pronto llegó este sorprendente informe: “He aquí los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo”... VAAn 231.3

Al presentarse [Pedro y Juan] por segunda vez ante los hombres que parecían resueltos a destruirlos, no se advirtió señal alguna de temor ni vacilación en sus palabras o actitud. Y cuando el pontífice les dijo: “¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre”, Pedro respondió: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. Hechos 5:25-29. Un ángel del cielo los había librado de la cárcel ordenándoles que enseñaran en el templo.—Los Hechos de los Apóstoles, 66-67. VAAn 231.4

Aquellos criminales se enfurecieron. Deseaban empapar sus manos de sangre otra vez, matando a los apóstoles. Mientras planeaban cómo hacerlo, un ángel fue enviado a impresionar el corazón de Gamaliel para que aconsejara a los príncipes y sacerdotes. Dijo Gamaliel: “Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios”. Hechos 5:38-39. VAAn 231.5

Los malos ángeles sugerían a los ancianos y sacerdotes que aniquilaran a los apóstoles; pero Dios envió a su ángel para evitarlo, levantando entre sus propias filas, una voz que hablara en favor de los discípulos.—Spiritual Gifts 1:85. VAAn 232.1