Obreros Evangélicos

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Los jóvenes han de desempeñar una parte en la obra de la iglesia

Cuando los jóvenes dan su corazón a Dios, no cesa nuestra responsabilidad hacia ellos. Hay que interesarlos en la obra del Señor, e inducirlos a ver que él espera que ellos hagan algo para adelantar su causa. No es suficiente demostrar cuánto se necesita hacer, e instar a los jóvenes a hacer una parte. Hay que enseñarles a trabajar para el Maestro. Hay que prepararlos, disciplinarlos y educarlos en los mejores métodos de ganar almas para Cristo. Enséñeseles a tratar de una manera tranquila y modesta de ayudar a sus jóvenes compañeros. Expónganse en forma sistemática los diferentes ramos del esfuerzo misionero en que ellos puedan tomar parte, y déseles instrucción y ayuda. Así aprenderán a trabajar para Dios. OE 222.2

No imaginéis que podréis despertar el interés de los jóvenes yendo a la reunión misionera y predicando un largo sermón. Idead modos por los cuales pueda despertarse un vivo interés. De semana en semana, deben los jóvenes traer sus informes, contando lo que han tratado de hacer para el Salvador, y qué éxito tuvieron. Si la reunión misionera fuese trocada en ocasión de dar semejantes informes, no sería monótona, tediosa ni desprovista de interés. Sería muy interesante, y no le faltaría asistencia. OE 223.1

En nuestras iglesias, se necesitan los talentos juveniles, bien organizados y preparados. Los jóvenes harán algo con sus rebosantes energías. A menos que estas energías estén encausadas debidamente, los jóvenes las emplearán de alguna manera que perjudicará su propia espiritualidad, y resultará para daño de aquellos con quienes se asocien. OE 223.2

Esté el corazón del instructor unido con el de aquellos que están bajo su cuidado. Recuerde él que ellos tienen que hacer frente a muchas tentaciones. Poco nos damos cuenta de los malos rasgos de carácter dados a los jóvenes como patrimonio, ni cuán a menudo les sobrevienen tentaciones por causa de este patrimonio. OE 223.3

El cuidado solícito que el subpastor ha de dar a los corderos de su rebaño está bien ilustrado por un cuadro que he visto, en el cual se representaba al buen Pastor. El pastor iba adelante, mientras que el rebaño le seguía de cerca. En sus brazos, el pastor llevaba un cordero impotente, mientras que la madre caminaba confiada a su lado. Acerca de la obra de Cristo, Isaías dijo: “En su brazo cogerá los corderos y en su seno los llevará.”6 Los corderos necesitan más que comida diaria. Necesitan protección, y se los debe cuidar constantemente con ternura. Si uno se extravía, hay que buscarlo. La figura es hermosa, y representa muy bien el amante servicio que el subpastor de la grey de Cristo ha de prestar a los que están bajo su protección y cuidado. OE 223.4

Hermanos míos en el ministerio, abrid vuestras puertas a los jóvenes que están expuestos a la tentación. Acercaos a ellos por esfuerzos personales. El mal los invita por todos lados. Tratad de interesarlos en aquello que les ayude a vivir la vida superior. No os mantengáis alejados de ellos. Traedlos a vuestro hogar; invitadlos a unirse a vosotros alrededor del altar de la familia. Recordemos el derecho que Dios tiene sobre nosotros en cuanto a hacer hermosa y atrayente la senda al cielo. OE 224.1