El Ministerio Médico

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Sin motivación de alabanza ni compensación

Muchos no tienen fe en Dios y han perdido su confianza en el hombre. Pero aprecian los actos de simpatía y de ayuda. Al ver a alguien que, sin motivación de alabanza terrenal ni compensación llega a sus hogares para ministrar al enfermo, alimentar al hambriento, vestir al desnudo, animar al triste y tiernamente guiar a todos a Aquel de cuyo amor y ternura el obrero humano sólo es un mensajero... todo esto les toca el corazón. La gratitud brota, la fe se enciende. Ven que Dios los cuida, y al abrirse ante ellos la Palabra están preparados para escuchar.—The Review and Herald, 9 de mayo de 1912. MM 326.2