El Ministerio Médico

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El propósito de la humildad de Cristo

Hay demasiado del yo y muy poco de Jesús en el ministerio de todas las denominaciones. El Señor utiliza a hombres humildes para proclamar sus mensajes. Si Cristo hubiera venido en la majestad de un rey, con la pompa que acompaña a los grandes hombres de la tierra, muchos lo habrían aceptado. Pero Jesús de Nazaret no encandiló los sentidos con un despliegue de gloria externa, ni hizo de esto el fundamento de la reverencia de ellos. Vino como un hombre humilde, para ser el Maestro y el Ejemplo, como también el Redentor de la raza. Si él hubiera dado cabida a la pompa, si hubiera venido seguido por un séquito de grandes hombres terrenales, ¿cómo habría podido enseñar humildad? ¿Cómo habría podido presentar verdades candentes como las que expuso en su sermón del monte? Su ejemplo fue tal que todos sus seguidores deseaban imitarlo. ¿Dónde habría estado la esperanza del humilde en esta vida si él hubiera venido con exaltación y hubiera morado como un rey en esta tierra? Jesús conocía las necesidades del mundo mucho mejor de lo que sus habitantes sabían. No vino como un ángel, vestido con la panoplia del cielo, sino como un Hombre. No obstante, combinados con su humildad, había un poder y una grandeza inherentes que asombraban a los hombres a la vez que despertaban su amor. Aunque poseía tal encanto, y un porte de verdadera modestia, se movía entre ellos con la dignidad y el poder de un Rey nacido del cielo.—Testimonios para la Iglesia 5:233, 234. MM 27.3