El Ministerio Médico

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Sección 8—Consejos y amonestaciones

Nuestra actitud hacia las instituciones del señor

En años pasados he escrito muchas cosas a nuestros hermanos de Norteamérica, Europa y Australia, con relación a la actitud que deben mantener hacia nuestras instituciones denominacionales. Ahora le envío algunas de ellas a usted, como instrucción oportuna. MM 179.1

De una carta escrita en 1889, cito lo siguiente: MM 179.2

“Los que llevan grandes responsabilidades en nuestras instituciones deben ser fortalecidos y apoyados al saber que los miembros de todo lugar oran por la prosperidad y el éxito de estas instituciones. Si las iglesias no sienten que la obra hecha en nuestras instituciones es muy importante, y que los obreros necesitan su simpatía y su cooperación inteligente y de corazón, esta deficiencia retardará el avance de la obra. Las quejas son muy frecuentes con relación a los hombres que llevan cargas pesadas. El desánimo viene sobre estos hombres debido a los elementos no consagrados que hay en las iglesias, a quienes les gusta hablar y dicen: ‘Informad, que nosotros informaremos.’ Esto crea más trabajo para los hombres que ya están sobrecargados. MM 179.3

“Los que se consagran diariamente a Dios y se esfuerzan por mantener en alto las manos de los que llevan responsabilidades, serán bendecidos por el cielo. Nosotros estamos comprometidos para hacer una gran obra, y Satanás utilizará todo su poder con el fin de ganar la adhesión de los mismos hombres y mujeres que podrían cooperar con Dios en hacer una preciosa obra si fueran purificados, santificados y guiados por el Espíritu Santo; si fueran de corazón amante, veraces y llenos de tierno amor; y si dieran el respeto debido a los que Dios ha nombrado para llevar adelante una obra grande e importante. Los hombres que tienen parte en el servicio del Maestro a menudo han sido heridos por los que piensan y hablan mal, y crean sentimientos de desconfianza y celos que no se deben tolerar ni deben mantener vivos las lenguas impías.” MM 179.4

A estos mismos principios se llamó la atención de nuestros hermanos y hermanas de la Asociación de Iowa en 1902. En una comunicación dirigida a ellos está la siguiente instrucción: MM 180.1