El Hogar Cristiano

52/88

Capítulo 51—Consejos para los niños

Busquen temprano a Dios—Los niños y los jóvenes deben empezar temprano a buscar a Dios, porque los hábitos y las impresiones que se adquieren temprano ejercen con frecuencia una influencia poderosa sobre la vida y el carácter. Por lo tanto, los jóvenes que quieran ser como Samuel, Juan y especialmente como Cristo, deben ser fieles en las cosas menores, apartándose de los compañeros que se proponen obrar mal y consideran que su vida en el mundo debe consistir en placeres egoístas. Muchos de los deberes domésticos menudos se pasan por alto como cosas sin importancia; pero si se descuidan las pequeñeces, también se descuidarán los deberes mayores. Queréis llegar a ser hombres y mujeres sanos, dotados de un carácter puro, sólido y noble. Comenzad a obrar así en casa; asumid los deberes pequeños y cumplidlos con esmero y exactitud. Cuando el Señor vea que sois fieles en lo poco, os confiará responsabilidades mayores. Tened cuidado acerca de cómo edificáis y de la clase de material que ponéis en la construcción. El carácter que modeláis ahora durará tanto como la eternidad. HC 268.1

Permitid a Jesús que tome posesión de vuestra mente, vuestro corazón y vuestros afectos; obrad como obró Cristo, ejecutando concienzudamente los deberes domésticos, los pequeños actos de abnegación así como las acciones bondadosas, aprovechando los momentos con diligencia, manteniéndoos en guardia cuidadosa contra los pecados menudos y conservando gratitud en vuestro corazón por las pequeñas bendiciones, y mereceréis al fin un testimonio como el que se dió acerca de Juan y Samuel, y especialmente de Cristo: “Y Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia para con Dios y los hombres.”1 HC 268.2

“Dame ... tu corazón”—El Señor dice al joven: “Dame, hijo mío, tu corazón.” Al Salvador del mundo le agrada que los niños y jóvenes le entreguen su corazón. Quizá haya un gran ejército de niños que serán hallados fieles a Dios porque andan en la luz, así como Cristo está en la luz. Amarán al Señor Jesús, y se deleitarán en agradarle. No se impacientarán si fueren reprendidos, y alegrarán el corazón de sus padres con su bondad, su paciencia y su disposición a hacer todo lo que puedan para ayudar a llevar las cargas de la vida diaria. Serán fieles discípulos de nuestro Señor en toda su infancia y juventud.2 HC 269.1

Debe hacerse una decisión individual—Velad, orad y obtened una experiencia personal en las cosas de Dios. Vuestros padres pueden enseñaros, pueden procurar guiar vuestros pies por sendas seguras; pero les resulta imposible cambiar vuestro corazón. Debéis entregarlo a Jesús y andar en la preciosa luz de la verdad que os ha dado. Asumid fielmente vuestros deberes en la vida familiar y por la gracia de Dios podréis crecer hasta alcanzar la estatura a la cual Cristo quiere que llegue un niño en él. El hecho de que vuestros padres observen el sábado y obedezcan a la verdad, no asegura vuestra salvación. Porque aun cuando Noé, Job y Daniel estuviesen en la tierra, “vivo yo, dice el Señor Jehová, no librarán hijo ni hija; ellos por su justicia librarán su vida.” HC 269.2

En la infancia y la juventud podéis obtener experiencia en el servicio de Dios. Haced lo que sabéis es correcto. Obedeced a vuestros padres. Escuchad sus consejos; porque si aman y temen a Dios sienten la responsabilidad de educar, disciplinar y preparar vuestra alma para la vida inmortal. Recibid con agradecimiento la ayuda que quieren daros, y alegrad sus corazones sometiéndoos de buen grado a los dictados de su juicio más sabio. Así honraréis a vuestros padres, glorificaréis a Dios y llegaréis a ser una bendición para aquellos con quienes tratéis.3 HC 269.3

Pelead la batalla, niños; recordad que cada victoria os coloca en un nivel superior al del enemigo.4 HC 270.1

Deben orar para obtener ayuda—Los niños deben orar para obtener gracia con que resistir a las tentaciones que les vendrán, es decir las incitaciones a cumplir su propia voluntad y buscar su propio placer egoísta. Cuando pidan a Cristo que les ayude a prestar un servicio veraz, bondadoso, obediente, y a llevar las responsabilidades del círculo familiar, él oirá su sencilla oración.5 HC 270.2

Jesús quiere que los niños y los jóvenes acudan a él con la misma confianza con que van a sus padres. Así como un niño pide pan a su madre o a su padre cuando tiene hambre, así quiere el Señor que le pidáis las cosas que necesitáis. ... HC 270.3

Jesús conoce las necesidades de sus hijos, y se deleita en escuchar sus oraciones. Los niños deben aislarse del mundo y de cuanto apartaría de Dios sus pensamientos. Considérense como estando a solas con Dios, cuyo ojo mira lo más íntimo del corazón y discierne el deseo del alma, y recuerden que pueden conversar con Dios.... HC 270.4

Luego, niños, pedid a Dios que haga en vuestro favor lo que no podéis hacer vosotros mismos. Decídselo todo a Jesús. Abridle los secretos de vuestro corazón; pues su ojo escudriña lo más oculto del alma, y lee vuestros pensamientos como un libro abierto. Cuando le hayáis pedido las cosas necesarias para el bien de vuestra alma, creed que las recibís, y las tendréis.6 HC 270.5

Cumplan con alegría sus deberes en la casa—Los niños y jóvenes deben ser misioneros en el hogar y hacer lo que necesita ser hecho por alguien.... Mediante el cumplimiento fiel de las cosas menudas que os parecen sin importancia, podéis demostrar que tenéis un espíritu verdaderamente misionero. Vuestra disposición a ejecutar los deberes que se os presenten, a aliviar vuestra sobrecargada madre, probará que sois dignos de que se os confíen responsabilidades mayores. No consideráis que lavar los platos sea agradable; sin embargo no os gustaría veros privados de comer el alimento puesto en esos platos. ¿Os parece que para vuestra madre el hacer estas cosas es trabajo más agradable que para vosotros? ¿Estáis dispuestos a dejar que vuestra cansada madre realice una tarea desagradable mientras desempeñéis el papel de grandes señores? Hay pisos que barrer, hay alfombras que sacudir y habitaciones que poner en orden; y mientras descuidáis la ejecución de esos trabajos, ¿es consecuente de vuestra parte que deseéis responsabilidades mayores? ¿Habéis considerado cuántas veces vuestra madre tiene que atender a todos estos deberes domésticos mientras se os exime de ellos para que podáis asistir a la escuela o divertiros?7 HC 270.6

Muchos hijos atienden a sus deberes domésticos como si fuesen tareas desagradables, y sus rostros indican claramente que así les resultan. Critican, murmuran, y nada hacen con buena voluntad. Esto no es obrar como Cristo; es manifestar el espíritu de Satanás, y si lo albergáis, seréis como él. Os sentiréis desgraciados vosotros mismos y haréis la vida miserable para cuantos os rodeen. No os quejéis acerca de cuánto tenéis que hacer y de cuán poco tiempo tenéis para divertiros; sed antes serviciales y cuidadosos. Al dedicar vuestro tiempo a algún trabajo útil, estaréis cerrando una puerta a las tentaciones de Satanás. Recordad que Jesús no vivió para agradarse a sí mismo, y que debéis ser como él. Haced de esto un asunto de principios religiosos, y pedid a Jesús que os ayude. Ejercitando vuestra mente en este sentido, os prepararéis para llevar cargas en la causa de Dios así como las llevasteis en el círculo del hogar. Ejerceréis buena influencia sobre los demás y los ganaréis para que sirvan a Cristo.8 HC 271.1

Concedan descanso y variedad a sus madres—Para una madre amorosa es difícil instar a sus hijos a que le ayuden cuando ve que no ponen el corazón en su trabajo y fraguan toda clase de excusas para librarse de hacer una tarea desagradable. Niños y jóvenes, Cristo os mira. ¿Os verá descuidar el cometido que confió a vuestras manos? Si queréis ser útiles, tenéis la oportunidad de serlo. Vuestro primer deber consiste en ayudar a vuestra madre, que tanto ha hecho por vosotros. HC 272.1

Llevad sus cargas, dadle días agradables de descanso; porque ha tenido muy pocas vacaciones y variedad en su vida. Vosotros habéis procurado obtener como un derecho todo el placer y la diversión a vuestro alcance; pero ha llegado el momento en que os toca alegrar el hogar. Asumid vuestro deber; ponéos a trabajar. Mediante vuestra devoción abnegada, dadle a ella descanso y placer.9 HC 272.2

La recompensa divina para los que sean como Daniel—Se necesitan ahora hombres que, como Daniel, se atreverán a obrar. En el mundo de hoy se necesita tener un corazón puro y fuerte, y una mano intrépida. Dios quiso que el hombre mejorase constantemente y se elevase diariamente a un peldaño más alto en la escala de la excelencia. Nos ayudará si procuramos ayudarnos a nosotros mismos. Nuestra esperanza de felicidad en ambos mundos depende de que progresemos en uno de ellos.... HC 272.3

Amados jóvenes, Dios os invita a hacer una obra que podéis hacer por su gracia. “Os ruego ... que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto.” Destacaos en la dignidad que Dios os ha dado como hombres y mujeres. Revelad en vuestros gustos, apetitos y hábitos una pureza que se compare con la manifestada por Daniel. Dios os dará en recompensa nervios serenos, un cerebro despejado, un juicio inalterado y percepciones agudas. Los jóvenes de hoy que tengan principios firmes y resueltos serán bendecidos con salud del cuerpo, la mente y el alma.10 HC 272.4

Empiecen a redimir lo pasado—La juventud está ahora decidiendo su destino eterno, y quiero suplicaros que consideréis el mandamiento al cual Dios agregó esta promesa: “Porque tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.” Niños, ¿deseáis la vida eterna? Entonces respetad y honrad a vuestros padres. No hiráis ni agraviéis su corazón; no les hagáis pasar noches de insomnio, por la ansiedad y angustia que les causen vuestros casos. Si habéis pecado al no tributarles amor y obediencia, empezad ahora a redimir lo pasado. No podéis asumir otra conducta; porque ésta significaría perder la vida eterna.11 HC 273.1