La Educación

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Promesas maravillosas

El que ve las oportunidades y los privilegios de su trabajo no permitirá que nada se interponga en el camino del esfuerzo ferviente por mejorar. No escatimará sacrificios para alcanzar el dechado más elevado de excelencia. Se esforzará por ser todo lo que desea que lleguen a ser sus alumnos. ED 252.3

Cuanto más profundo sea el sentido de responsabilidad y más ferviente el esfuerzo del maestro por perfeccionarse, más claramente percibirá y más profundamente lamentará los defectos que le impiden ser más útil. Al contemplar la magnitud de su obra, sus dificultades y posibilidades, con frecuencia su corazón exclamará: “¿Quién es suficiente para estas cosas?” ED 252.4

Amados maestros, cuando consideréis vuestra necesidad de fuerza y dirección, necesidad que ninguna fuente humana puede suplir, os ruego que penséis en las promesas de Aquel que es un maravilloso Consejero. ED 252.5

“He aquí—dice—, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie podrá cerrar”2. ED 252.6

“Clama a mí, y yo te responderé”. “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”3. ED 252.7

“He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”4. ED 252.8

Como la preparación más elevada para vuestro trabajo os aconsejo las palabras, la vida y los métodos del Príncipe de los maestros. Os ruego que lo consideréis. Él es vuestro verdadero ideal. Contempladlo, meditad en él, hasta que el Espíritu del Maestro divino tome posesión de vuestro corazón y vuestra vida. ED 253.1

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen”5. ED 253.2

Este es el secreto de la influencia que podéis ejercer sobre vuestros alumnos. Reflejad a Cristo. ED 253.3