Testimonios para la Iglesia, Tomo 9

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No hay que descuidar a las clases acomodadas

Los siervos de Cristo debieran trabajar fielmente por la gente rica de nuestras ciudades, lo mismo que por los pobres y los humildes. Hay muchas personas ricas, susceptibles a las influencias e impresiones del mensaje evangélico, que serán inducidas por el Espíritu de Dios a abrir puertas para el progreso del Evangelio, cuando se les presente la Biblia y solamente la Biblia como expositora de la fe y la práctica cristianas. Manifestarán una fe viva en la Palabra de Dios y emplearán los recursos a ellos confiados para preparar el camino del Señor y enderezar camino en el desierto para nuestro Dios. 9TPI 92.4

Durante años hemos tenido que hacer frente a esta situación angustiosa: ¿Cómo podremos reunir fondos en cantidad adecuada para sostener las misiones que el Señor ha abierto ante nosotros? Leemos los claros mandamientos del Evangelio; y las misiones, tanto en los Estados Unidos como en los países extranjeros, presentan sus necesidades. Las recomendaciones, sí, las revelaciones positivas de la Providencia, se unen para instamos a llevar a cabo rápidamente la obra que está esperando que alguien la haga. El Señor desea que se conviertan personas ricas para que actúen como sus manos ayudadoras en la obra de alcanzar a la gente. Desea que los que pueden ayudar en la obra de reforma y restauración, vean la preciosa luz de la verdad y sean transformados en su carácter y sean guiados para que empleen el capital que se les ha confiado en el servicio de Dios. El desea que inviertan los recursos que les ha confiado en hacer el bien, en abrir el camino para que el Evangelio se predique a todas las clases sociales cerca y lejos. 9TPI 93.1

¿No será apreciado el cielo por los hombres sabios del mundo? Oh, sí; entonces encontrarán reposo y paz de todo afán, ambición y acciones egoístas. Instadlos a que busquen la paz, la felicidad y el gozo que Cristo anhela derramar sobre ellos. Instadlos a que se esfuercen por asegurarse el don más precioso que pueda concederse a un mortal: el vestido de la justicia de Cristo. Cristo les ofrece una vida que se mide con la vida de Dios, y “un excelente y eterno peso de gloria”. Si aceptan a Cristo tendrán el honor más elevado, honor que el mundo no puede dar ni quitar. Descubrirán que en la obediencia a los mandamientos de Dios existe una valiosa recompensa. 9TPI 93.2

El compasivo Redentor pide a sus servidores que presenten a ricos y pobres la invitación a la cena. Salid a los lugares concurridos y a los lugares despoblados, y por medio de vuestros esfuerzos perseverantes y determinados, instadlos a entrar. Que los ministros del Evangelio hagan contacto con esas personas adineradas del mundo y las traigan al banquete de la verdad que Cristo ha preparado para ellas. Aquel que dio su vida preciosa por ellos dice: “Traedlos y sentadlos a mi mesa, y yo les serviré”. 9TPI 93.3

Ministros de Cristo, relacionaos con esta clase de personas. No las paséis por alto por considerarlas sin esperanza. Trabajad con toda la persuasión posible, y como fruto de vuestros fieles esfuerzos veréis en el reino de los cielos a hombres y mujeres que serán coronados como vencedores y cantarán el himno triunfante del conquistador. “Y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas”. Apocalipsis 3:4. 9TPI 94.1

Hasta ahora se han realizado escasos esfuerzos en favor de personas que ocupan posiciones de responsabilidad en el mundo. Muchas de ellas poseen calificaciones superiores; tienen recursos e influencia. Estos son dones valiosos que el Señor les ha confiado para que los aumenten y empleen para el bien de otros. 9TPI 94.2

Procurad salvar a personas adineradas. Instadlas a devolver al Señor los tesoros que les ha confiado, para que en Nueva York y otras grandes ciudades puedan establecerse centros de influencia de los cuales salgan las verdades bíblicas en su sencillez para que la gente las reciba. Persuadidlas a que pongan sus tesoros junto al trono de Dios al devolver al Señor su substancia y permitir a sus obreros hacer el bien y promover su gloria. 9TPI 94.3