Reina Valera 1989
Jeremías 20
1 Entonces el sacerdote Pasjur hijo de Imer, que era funcionario en la casa de Jehovah, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras.
2 Y golpeó Pasjur al profeta Jeremías y le puso en el cepo de la puerta superior de Benjamín, al lado de la casa de Jehovah.
3 Sucedió al día siguiente que Pasjur sacó a Jeremías del cepo. Y Jeremías le dijo: “Jehovah no ha llamado tu nombre Pasjur, sino Magor-misabib.
4 Porque así ha dicho Jehovah: ‘He aquí, yo te convertiré en terror a ti, y a todos tus amigos. Caerán ante la espada de sus enemigos, y tus ojos lo verán. Y a todo Judá entregaré en mano del rey de Babilonia. El los transportará a Babilonia y los herirá a espada.
5 Asimismo, entregaré toda la riqueza de esta ciudad, todo el producto de su labor y todas sus cosas preciosas. Todos los tesoros de los reyes de Judá entregaré en mano de sus enemigos. Los saquearán y los tomarán, y los llevarán a Babilonia.
6 Y tú, Pasjur, y todos los que viven en tu casa, iréis cautivos. Entrarás en Babilonia, y allí morirás. Allá seréis sepultados tú y todos tus amigos a los cuales has profetizado con engaño.’”
7 Tú me has persuadido, oh Jehovah, y yo fui persuadido. Fuiste más fuerte que yo, y has prevalecido. Todo el día he sido objeto de risa; cada cual se burla de mí.
8 Porque cada vez que hablo, grito; proclamo: “¡Violencia y destrucción!” Pues la palabra de Jehovah me ha sido afrenta y escarnio todo el día.
9 Digo: “No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre.” Pero hay en mi corazón como un fuego ardiente, apresado en mis huesos. Me canso de contenerlo y no puedo.
10 He oído la calumnia de muchos: “¡El terror está por todas partes! ¡Denunciadlo, y denunciémoslo!” Todos mis hombres de confianza aguardan mi tropiezo. Dicen: “Quizás sea persuadido, y prevalezcamos contra él y tomemos de él venganza.”
11 Pero Jehovah está conmigo como poderoso adalid. Por eso los que me persiguen tropezarán y no prevalecerán. Serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán. Tendrán perpetua afrenta, que jamás será olvidada.
12 Oh Jehovah de los Ejércitos, que escudriñas a los justos y ves la conciencia y el corazón, deja que yo vea tu venganza contra ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.
13 Cantad a Jehovah, alabad a Jehovah, porque ha librado el alma del necesitado de la mano de los malhechores.
14 Maldito sea el día en que nací; no sea bendito el día en que mi madre me dio a luz.
15 Maldito el hombre que dio a mi padre las nuevas, diciendo: “Un hijo varón te ha nacido,” causándole mucha alegría.
16 Sea tal hombre como las ciudades que Jehovah desoló sin misericordia. Oiga alarma de mañana y gritos de guerra a mediodía;
17 porque no me hizo morir en el vientre. Así mi madre hubiera sido mi tumba; su vientre hubiera quedado encinta para siempre.
18 ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver sufrimiento y tormento? ¿Para que mis días se consuman en vergüenza?