Reina Valera 1989
Esdras 3
1 Cuando llegó el mes séptimo, y los hijos de Israel ya estaban en las ciudades, el pueblo se reunió como un solo hombre en Jerusalén.
2 Entonces se levantó Jesúa hijo de Josadac, con sus hermanos los sacerdotes y con Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, a fin de ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés, hombre de Dios.
3 Construyeron el altar sobre su base, aunque tenían miedo de los pueblos de estas tierras. Sobre él ofrecieron holocaustos a Jehovah, los holocaustos tanto de la mañana como de la tarde.
4 Después celebraron la fiesta de los Tabernáculos, como está escrito. Asimismo, ofrecieron diariamente el número de holocaustos de acuerdo a lo establecido, cada cosa en su día.
5 Y después de esto ofrecieron el holocausto continuo, los sacrificios de las lunas nuevas, los de todas las fiestas consagradas a Jehovah, y los de todo aquel que hiciera una ofrenda voluntaria a Jehovah.
6 Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehovah, aunque aún no se habían colocado los cimientos del templo de Jehovah.
7 Entonces dieron dinero a los canteros y a los carpinteros, así como alimentos, bebida y aceite a los de Sidón y de Tiro, para que trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la autorización que les había dado Ciro, rey de Persia.
8 En el mes segundo del segundo año de su llegada a la casa de Dios en Jerusalén, comenzaron a edificar Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, con el resto de sus hermanos los sacerdotes y con los levitas y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén. Y pusieron al frente de la obra de la casa de Jehovah a los levitas de 20 años para arriba.
9 También Jesúa y sus hijos y sus hermanos, y Cadmiel y sus hijos, los hijos de Hodavías, se pusieron a supervisar, como un solo hombre, a los que hacían la obra de la casa de Dios. Igualmente los hijos de Henadad y los hijos de éstos, y sus hermanos los levitas.
10 Mientras los constructores del templo de Jehovah colocaban los cimientos, se pusieron de pie los sacerdotes, con sus vestiduras y con trompetas, y los levitas hijos de Asaf portando címbalos, para alabar a Jehovah según las instrucciones de David, rey de Israel.
11 Cantaban alabando y dando gracias a Jehovah. Y decían: “¡Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel!” Todo el pueblo gritaba con gran júbilo, alabando a Jehovah, porque eran colocados los cimientos de la casa de Jehovah.
12 Pero muchos de los sacerdotes, de los levitas, de los jefes de casas paternas y de los ancianos que habían visto el primer templo lloraban en alta voz cuando ante sus ojos eran puestos los cimientos de este templo, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.
13 Y por causa del griterío, el pueblo no podía distinguir la voz de los gritos de alegría de la voz del llanto del pueblo; pues el pueblo gritaba con gran júbilo, y el bullicio se oía desde lejos.