La Historia de la Redención

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Capítulo 13—Jacob y el ángel

(Este capítulo se basa en Génesis 32:24-33:11.) HR 96.1

El error de Jacob al recibir fraudulentamente la bendición que correspondía a su hermano recayó con fuerza sobre él, y por eso temía que Dios permitiera que Esaú le quitara la vida. En su angustia oró a Dios durante toda la noche. Se me mostró que un ángel estuvo de pie ante Jacob, y le presentó la verdadera naturaleza de su error. Cuando éste intentó irse Jacob se aferró a él y no lo dejó partir. Le suplicó con lágrimas. Afirmó que estaba profundamente arrepentido de sus pecados y del mal que había cometido contra su hermano, por cuya causa había tenido que abandonar durante veinte años la casa de su padre. Se aventuró a mencionar las promesas de Dios y las señales de su favor que de tanto en tanto había recibido mientras estuvo ausente. HR 96.2

El patriarca luchó con el ángel toda la noche para suplicar su bendición. Este parecía resistir sus oraciones recordándole continuamente sus pecados mientras trataba de alejarse. Pero él había resuelto aferrarse al ángel, no por la fuerza, sino gracias al poder de la fe viviente. En su angustia se refirió a su íntimo arrepentimiento, a la profunda humillación que había experimentado por causa de sus errores. El ser celestial escuchaba su oración con aparente indiferencia, tratando continuamente de librarse de él. Podía haber ejercido su poder sobrenatural para lograrlo, pero prefirió no hacerlo. HR 96.3

Cuando vio que no podía persuadir a Jacob, para convencerlo de su poder sobrenatural tocó su muslo que se dislocó inmediatamente. Pero el patriarca no quiso abandonar sus fervorosos esfuerzos por causa del dolor corporal. Quería obtener una bendición, y el sufrimiento físico no logró distraer su mente de ese propósito. Su determinación fue más fuerte al final del conficto que en su comienzo. Su fe aumentó en fervor y perseverancia hasta el mismo fin, hasta el amanecer. Estaba dispuesto a no dejar ir al ángel antes de obtener su bendición. “Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices”. El ángel le preguntó entonces: “¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido”. HR 97.1