Nuestra Elevada Vocacion

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Tiempo para la meditación, 20 de abril

Antes en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Salmos 1:2. NEV 118.1

Vuestro último pensamiento de la noche, y vuestro primer pensamiento de la mañana, debieran dirigirse a Aquel en quien se centra vuestra esperanza de vida eterna.—Carta 19, 1895. NEV 118.2

Pareciera que muchos rehuyen los momentos pasados en meditación, en la búsqueda de las Escrituras y en la oración, como si el tiempo empleado de esa manera fuera perdido. Yo quisiera que todos vosotros vierais estas cosas a la luz en que Dios quiere que las veáis, porque entonces le daríais la primera importancia al reino de los cielos. ... Así como el ejercicio aumenta el apetito y vigoriza y le da salud al cuerpo, también los ejercicios devocionales aumentarán la gracia y el vigor espiritual. Los aféctos debieran centrarse en Dios. Contemplad su grandeza, su misericordia y excelencia. Dejad que su bondad, su amor y perfección de carácter cautiven vuestro corazón. Conversad acerca de sus encantos divinos y de las mansiones celestiales que él está preparando para los fieles. Aquel cuya conversación se refiere al cielo es un cristiano de provecho para quienes le rodean. Sus palabras son útiles y refrescantes. Ejercen un poder transformador sobre quienes las escuchan, y ablandarán y subyugarán el alma.—The Review and Herald, 29 de marzo de 1870. NEV 118.3

Hay una constante necesidad de comunión privada con Dios. Debemos apropiarnos del Espíritu de Cristo, si queremos impartirlo a otros. No podemos hacer frente a las agencias humanas y satánicas combinadas, a menos que pasemos mucho tiempo de comunión con la Fuente de todo poder. Debiéramos tener algún momento para alejarnos de los sonidos, de los quehaceres terrenos y de las voces humanas, y escuchar la voz de Jesús en algún lugar apartado. Así podemos probar su amor y ser imbuidos de su Espíritu. Así aprenderemos a crucificar el yo. Esta conducta puede parecer imposible para la mente humana. Podéis decir: “No tengo tiempo”. Pero cuando consideráis el asunto tal como es, no perdéis tiempo, porque cuando os aseguráis el poder y la gracia que provienen de Dios vosotros no cumplís esta tarea. Jesús es el verdadero obrero. “Sin mí—dice Cristo—, nada podéis hacer”. Juan 15:5. ... La reflexión y la oración ferviente inspirarán a un santo esfuerzo.—Manuscrito 25a, 1891, pp. 14, 15. NEV 118.4