Nuestra Elevada Vocacion

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La crítica no es nuestra obra, 15 de agosto

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán a medir. Mateo 7:1, 2. NEV 235.1

Nuestros cuerpos se forman de lo que comemos y bebemos; y el carácter de nuestra experiencia espiritual depende de lo que nuestras mentes reciben como alimento y asimilan. Muchos llegan a ser dispépticos religiosos por espaciarse continuamente en los errores y los defectos de los demás. Aquellos que están tan ocupados en disecar las palabras y los actos de otros, para descubrir todo lo que es objetable, dejan de discernir las cosas buenas y agradables. No comen el alimento apropiado para promover la vitalidad espiritual y la salud y el crecimiento.—Carta 23a, 1893, pp. 2. NEV 235.2

El Señor no encuentra agrado con la gente que deja de criticar su propia alma, y en lugar de ello, critica a los demás. Esta es la obra de Satanás. Cuando hacéis esta obra, recordad que el enemigo os está utilizando como un medio para tentar a otros, a fin de que aquellos que debieran estar unidos en armonía y en gozo, edificándose unos a otros en la fe más santa, luchen y se quejen a causa de los pecados que cometen otros. Cristo no os ha hecho los portadores del pecado. Ni siquiera podéis llevar vuestros pecados, por lo tanto debéis ser muy cuidadosos en no reprochar a vuestro vecino. Dios quiere que su pueblo sea libre. ... ¿No recordaremos que mediante las palabras que hablamos podemos herir o sanar? ¿No recordaremos que, así como juzgamos, también seremos juzgados nosotros, los que posiblemente hemos tenido más oportunidades que aquellos a quienes juzgamos? NEV 235.3

Nuestros corazones deben enternecerse de amor recíproco. Debemos criticarnos a nosotros mismos con tanta severidad como nos guste. Aquel que critica a otro da evidencia de que él es quien necesita criticarse a sí mismo. Orad a Dios para que él os muestre qué cosa debéis quitar de vosotros para que podáis ver el reino de Dios. ... NEV 235.4

Hay una corona para el vencedor. ¿La queréis? ¿Queréis correr la carrera de la paciencia? Entonces no busquéis alguna cosa para condenar en vuestro prójimo, sino contemplad directamente a Jesucristo. Contemplad su pureza, y quedaréis encantados y reflejaréis su semejanza. Esto es lo que Dios quiere que hagamos.—The General Conference Bulletin, 23 de abril de 1901, pp. 425. NEV 235.5