Mensajes Selectos Tomo 1

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Una gran sorpresa

Durante un sueño, me vi en compañía de gente cuyo corazón estaba lleno de vanidad y engreimiento. Cristo estaba oculto de sus ojos. De pronto se oyeron con énfasis vigoroso y claro las palabras: “Jesús viene para llevar a los que en esta tierra lo han amado y servido, para que estén con él en su reino para siempre”. Muchos de los de ese grupo fueron a su encuentro con costosas vestimentas. Continuaron mirando sus vestidos. Pero cuando vieron a Cristo en su gloria y comprendieron que su estimación recíproca se había medido grandemente por la apariencia externa, comprendieron que estaban sin el manto de la justicia de Cristo y que había sangre de otras almas sobre sus atavíos. 1MS 93.1

Fueron dejados cuando Cristo tomó a sus elegidos, pues no estaban preparados. Habían dado al yo el primer lugar en su vida, y cuando vino el Salvador, no estaban preparados para encontrarse con él. 1MS 93.2

Me desperté con el cuadro grabado en mi mente del rostro de ellos señalado por la agonía. No puedo borrar esa impresión. Quisiera poder describir la escena que se me presentó. Oh, cuán triste fue el chasco de los que no habían aprendido por experiencia el significado de las palabras: “Habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”. Colosenses 3:3. 1MS 93.3

Hay muchos que profesan ser cristianos que no tienen un conocimiento experimental de Cristo. ¡Oh, cómo me duele el corazón por esas pobres y engañadas almas que no están preparadas! Cuando estoy delante de las congregaciones y veo a los que tienen suficiencia propia y justicia propia, y sé que no están preparándose para hacer una obra aceptable para Cristo y para encontrarse con él en paz, quedo tan abrumada que no puedo dormir. Me pregunto: ¿Qué puedo decir a esas almas que las despierte a la comprensión de su verdadera condición? El yo es el tema que absorbe todo en su vida. Anhelo revelar a Cristo tan claramente que lleguen a contemplarlo a él, y dejen de centralizar su atención en el yo... 1MS 93.4

Entre los que serán amargamente chasqueados en el día del cómputo final, estarán los que han sido externamente religiosos, y que aparentemente han vivido vidas cristianas. Pero el yo está entretejido en todo lo que hacen. Se enorgullecen de su moralidad, su influencia, su habilidad para ocupar puestos más elevados que los de otros [y] su conocimiento de la verdad, pues creen que esos atributos les ganarán la alabanza de Cristo. “Señor—suplican—, delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste”. Lucas 13:26. “¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” Mateo 7:22. 1MS 94.1

Pero Cristo dice: “Nunca os conocí; apartaos de mí”. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Mateo 7:21. 1MS 94.2

No hay discusión. El tiempo para eso ha pasado. Se ha pronunciado la sentencia irrevocable. Quedan excluidos del cielo por su propia ineptitud para la camaradería celestial. Lea Mateo 7:24-27.—Carta 91, 1904. 1MS 94.3

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Mediante el plan de redención, Dios ha provisto medios para vencer cada rasgo pecaminoso y resistir cada tentación, no importa cuán poderosa sea.—The Review and Herald, 22 de diciembre de 1885. 1MS 94.4

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Si el pueblo de Dios tuviera el amor de Cristo en el corazón; si cada miembro de iglesia estuviera debidamente imbuido con el espíritu de abnegación; si todos manifestaran verdadero fervor, no habría falta de fondos para las misiones locales y extranjeras. Nuestros recursos se multiplicarían, miles de puertas de utilidad se abrirían y estaríamos invitados para entrar. Si el propósito de Dios hubiese sido llevado a cabo por su pueblo dando el mensaje de misericordia al mundo, Cristo habría venido a la tierra y los santos ya habrían recibido su bienvenida en la ciudad de Dios.—(Australasian) Union Conference Record, 15 de octubre de 1898. 1MS 94.5