Mensajes Selectos Tomo 1

103/237

Capítulo 22—El peligro de los extremismos*

Santa Helena, California,

19 de mayo de 1890

Estimado Hno. K.,

Tenía la esperanza de verlo, conversar con Ud. o escribirle, pero no he podido cumplir nada de eso, ni ahora lo puedo. Sin embargo, siento un profundo interés en Ud. y estoy deseosa de que no sea separado de la obra. No tengo vigor corno para hacer justicia en una conversación con Ud. Su mente es tan rápida y su lengua tan ágil, que temo que me cansaría mucho y que lo que yo dijera no quedara claro en su mente. 1MS 207.1

Veo su peligro: Ud. puede transformar rápidamente sus pensamientos en palabras. Ud. exagera las cosas y no cuida su lenguaje. Expresa sus opiniones sobre algunos puntos de tal manera que hace que sus hermanos le tengan temor. Esto no debe ser así. Ud. no debe tratar de alejarse tanto de sus hermanos, que parezca que Ud. no tiene la misma opinión que ellos. 1MS 207.2

Se me ha mostrado que la influencia suya para el bien queda muy disminuida porque Ud. piensa que es su deber expresar ciertas ideas sobre algunos puntos que Ud. mismo no comprende plenamente, y que Ud. no puede hacer comprender a otros a pesar de todos sus esfuerzos. Se me ha mostrado que no era necesario que Ud. sintiera que debe ocuparse de esos puntos. Algunas de las ideas suyas son correctas, otras incorrectas y erróneas. 1MS 207.3

Si Ud. se ocupara de temas tales como la disposición de Cristo a perdonar los pecados, a recibir al pecador, a salvar lo que está perdido, temas que inspiran esperanza y valor, Ud. sería una bendición. Pero mientras Ud. se esfuerza por ser original y toma posiciones extremas, y usa un lenguaje tan vigoroso al presentarlas, hay peligro de hacer mucho mal. Algunos captarán sus pensamientos y parecerán ser beneficiados, pero cuando son tentados y vencidos, pierden su valor para pelear la buena batalla de la fe. 1MS 208.1

Si Ud. se ocupara menos de esas ideas que le parecen tan importantes, y restringiera sus expresiones extravagantes, Ud. mismo tendría más fe. Vi que su mente a veces queda desequilibrada por esforzarse mucho en profundizar y explicar el misterio de la piedad, que sigue siendo un misterio tan grande después de su estudio y explicaciones, como lo era antes. 1MS 208.2