La Oración

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Agradecimiento y alabanza por las oraciones respondidas

En el segundo capítulo de 1 Samuel se registra la oración de una mujer consagrada que sirvió y glorificó a Dios. Ella oró: “Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación. No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro”. 1 Samuel 2:1, 2. La ofrenda de gratitud de Ana por la respuesta a la oración, es una lección de agradecimiento para quienes hoy reciben respuestas a sus peticiones. ¿Olvidaremos alabar y agradecer a Dios por su amante bondad? Or 140.3

David declara: “Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas; porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días”. Salmos 116:1, 2. La bondad de Dios de escuchar y responder nuestras oraciones nos compromete seriamente a agradecerle por los favores recibidos. Deberíamos alabar a Dios mucho más. Las bendiciones recibidas en respuesta a la oración deberían ser prontamente reconocidas. El registro de cada bendición debería apuntarse en nuestro diario, para que cuando lo tomemos en nuestras manos, podamos recordar la bondad del Señor y alabar su santo nombre.—The Review and Herald, 7 de mayo de 1908. Or 141.1