Consejos Sobre el Régimen Alimenticio

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Ideas erróneas acerca de la reforma

316. No todos los que aseveran creer en la reforma alimenticia son realmente reformadores. Para muchos la reforma consiste meramente en descartar ciertos manjares malsanos. No entienden bien los principios fundamentales de la salud, y sus mesas, aun cargadas de golosinas nocivas, distan mucho de ser ejemplos de templanza y moderación cristianas. CRA 232.1

Otra categoría de personas, en su deseo de dar buen ejemplo, cae en el extremo opuesto. Algunos no pueden proporcionarse los manjares más apetecibles, y en vez de hacer uso de las cosas que mejor podrían suplir la falta de aquéllos, se imponen una alimentación deficiente. Lo que comen no les suministra los elementos necesarios para obtener buena sangre. Su salud se resiente, su utilidad se menoscaba, y con su ejemplo desprestigian la reforma alimenticia, en vez de favorecerla. CRA 232.2

Otros piensan que por el hecho de que la salud exige una alimentación sencilla no es necesario preocuparse por la elección o preparación de los alimentos. Algunos se sujetan a un régimen alimenticio escaso, que no ofrece una variedad suficiente para suplir lo que necesita el organismo, y sufren las consecuencias.—El Ministerio de Curación, 245, 246 (1905). CRA 232.3

La imposición de puntos de vista personales

Los que sólo tienen un conocimiento incompleto de los principios de la reforma son muchas veces los más intransigentes, no sólo al practicar sus opiniones, sino que insisten en imponerlas a sus familias y vecinos. El efecto de sus malentendidas reformas, tal como se lo nota en su propia mala salud, y los esfuerzos que hacen para obligar a los demás a aceptar sus puntos de vista, dan a muchos una idea falsa de lo que es la reforma alimenticia, y los inducen a desecharla por completo. CRA 232.4

Los que entienden debidamente las leyes de la salud y que se dejan dirigir por los buenos principios evitan los extremos, y no incurren en la licencia ni en la restricción. Escogen su alimento no meramente para agradar al paladar, sino para reconstituir el cuerpo. Procuran conservar todas sus facultades en la mejor condición posible para prestar el mayor servicio a Dios y a los hombres. Saben someter su apetito a la razón y la conciencia, y son recompensados con la salud del cuerpo y de la mente. Aunque no imponen sus opiniones a los demás ni los ofenden, su ejemplo es un testimonio en favor de los principios correctos. Estas personas ejercen una extensa influencia para el bien. CRA 233.1

En la reforma alimenticia hay verdadero sentido común. El asunto debe ser estudiado con amplitud y profundidad, y nadie debe criticar a los demás porque sus prácticas no armonicen del todo con las propias. Es imposible prescribir una regla invariable para regular los hábitos de cada cual, y nadie debe erigirse en juez de los demás. No todos pueden comer lo mismo. Ciertos alimentos que son apetitosos y saludables para una persona, bien pueden ser desabridos y aun nocivos para otra. Algunos no pueden tomar leche, mientras que a otros les asienta bien. Algunos no pueden digerir guisantes ni judías;* otros los encuentran saludables. Para algunos las preparaciones de cereales poco refinados son un buen alimento, mientras que otros no los pueden comer. CRA 233.2