Joyas de los Testimonios 1

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Lecciones de la naturaleza

Los profesos cristianos que están siempre quejándose y lamentándose, y que parecen creer que la felicidad y un rostro alegre son un pecado, no profesan la verdadera religión. Los que consideran el escenario hermoso de la naturaleza como si fuese un cuadro muerto, que prefieren contemplar las hojas muertas más bien que recoger las hermosas flores frescas, que se deleitan con morbidez en el lado melancólico del lenguaje que les habla el mundo natural, que no aprecian la belleza de los valles vestidos de verde y de las altas cimas de las montañas, que cierran sus oídos a la voz gozosa de la naturaleza, que es dulce música para el oído que la escucha, los tales no están en Cristo. No andan en la luz, sino que juntan para sí tinieblas y lobreguez, cuando podrían tener alegría y ver nacer en su corazón la bendición del Sol de Justicia con sanidad en sus rayos. 1JT 341.2