Consejos sobre Mayordomía Cristiana

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Unidos por vínculos de simpatía

Dios se propone que los ricos y los pobres se unan estrechamente con vínculos de simpatía y utilidad. Él tiene un plan para cada uno de nosotros en forma individual. Ha señalado una obra para todos los que quieran servirle. Nos pide que nos interesemos en cada caso de sufrimiento o de necesidad que encontremos a nuestro paso. CMC 167.2

Nuestro Señor Jesucristo fue rico, y sin embargo por amor a nosotros se empobreció, para que mediante su pobreza pudiésemos ser ricos. El pide a quienes ha confiado bendiciones temporales que sigan su ejemplo. Les dice: “Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis, les podréis hacer bien”. Marcos 14:7. La necesidad y miseria del mundo estimulan constantemente nuestra compasión y simpatía, y el Salvador declara que el ministerio de los afligidos y dolientes constituye el servicio más agradable para él. Él dice: “¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?”. Isaías 58:7. Debemos servir a los enfermos, alimentar a los hambrientos, vestir a los desnudos e instruir a los ignorantes. CMC 167.3

Hay muchos que murmuran contra Dios porque el mundo está tan lleno de necesidad y sufrimiento. Pero el Señor es un Dios benevolente, y por esto desea que por medio de sus representantes a quienes ha confiado sus bienes, se satisfagan todas las necesidades de sus criaturas. Ha hecho provisión abundante para las necesidades de todos, y si los hombres no abusaran de sus dones reteniéndolos egoístamente de sus semejantes, nadie necesitaría padecer necesidad.—The Review and Herald, 20 de junio de 1893. CMC 168.1