Consejos para los Maestros

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Fijación de una norma elevada

Lo que vale la pena hacerse, ha de ser bien hecho. Aunque la religión tiene que ser el elemento prevaleciente en toda escuela, no llevará a rebajar los progresos literarios. Hará sentir a todos los verdaderos cristianos la necesidad de un conocimiento cabal, a fin de que puedan hacer el mejor uso de las facultades a ellos concedidas. Mientras crezcan en gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, procurarán constantemente emplear hasta lo sumo sus facultades mentales, a fin de llegar a ser cristianos inteligentes. CM 490.1

El Señor queda deshonrado por las ideas o designios bajos que alberguemos. El que no percibe las exigencias de la Ley de Dios, y es negligente en cuanto a observar cada uno de sus requerimientos, viola toda la ley. El que se conforma con alcanzar tan sólo parcialmente la norma de justicia, y no triunfa sobre todo enemigo espiritual, no cumplirá el propósito de Cristo. Rebaja todo el plano de su vida religiosa y debilita su carácter. Bajo la fuerza de la tentación, sus defectos de carácter tienen la supremacía y triunfa el mal. CM 490.2

Para cumplir la más alta norma posible, necesitamos ser perseverantes y resueltos. En muchos casos hay que vencer hábitos de vida e ideas aferradas, antes que podamos progresar en la vida religiosa... La obra esencial consiste en conformar a la gran norma de justicia los gustos, los apetitos, las pasiones, los motivos y los deseos. La obra debe empezar en el corazón. A menos que todo el corazón esté completamente amoldado a la voluntad de Cristo, alguna pasión dominante, algún hábito o defecto, llegará a tener poder destructor. CM 490.3

La piedad y la experiencia religiosa constituyen el mismo fundamento de la verdadera educación. Dios quiere que los maestros de nuestras escuelas sean eficientes. Si progresan en la comprensión espiritual, verán cuán importante es que no sean deficientes en el conocimiento de las ciencias. Aunque los maestros necesitan piedad, necesitan también conocimiento cabal de las ciencias... CM 490.4

El cristiano se propone alcanzar las realizaciones más elevadas con el propósito de hacer bien a otros. El conocimiento armoniosamente fusionado con un carácter semejante al de Cristo, hará de un hombre una luz en el mundo. Dios obra con los esfuerzos humanos. Los que dediquen toda diligencia a asegurar su vocación y elección, sentirán que un conocimiento superficial no los capacitará para un puesto de utilidad. La educación equilibrada por una sólida experiencia religiosa, da solidez al hijo de Dios, para cumplir con firmeza y comprensión la obra que le ha sido señalada. El que aprende del mayor de los educadores que el mundo haya conocido, tendrá no solamente un carácter cristiano simétrico, sino una mente adiestrada para la labor eficaz... CM 491.1

Dios no quiere que nos conformemos con mentes perezosas, sin disciplina, pensamientos embotados, y memoria deficiente. El quiere que cada maestro se sienta desconforme con una medida mezquina de éxito, que comprenda su necesidad de ser siempre diligente en adquirir conocimiento. Nuestro cuerpo y nuestra alma pertenecen a Dios, porque él nos ha comprado. Nos ha dado talentos, y ha hecho posible que adquiramos otros aún, para poder ayudarnos a nosotros mismos y a otros en el camino de la vida. Es obra de cada uno desarrollar y fortalecer los dones que Dios le ha prestado. Si todos comprendiesen esto, ¡cuán vasta diferencia veríamos en nuestras escuelas, nuestras iglesias y nuestras misiones! Pero los más se conforman con un mezquino conocimiento, pocas realizaciones, contentos con ser tan sólo pasables. La necesidad de ser hombres como Daniel, hombres de influencia, hombres cuyo carácter se haya vuelto armonioso al trabajar en beneficio de la humanidad y glorificar a Dios, no la sienten los tales, y el resultado es que pocos son aptos para la gran necesidad de estos tiempos. Dios no pasa por alto a los hombres ignorantes; pero si los tales están relacionados con Cristo, y son santificados por la verdad, reunirán constantemente conocimiento. Ejercitando toda facultad para glorificar a Dios, tendrán poder acrecentado con el cual glorificarle. Los que están dispuestos a permanecer en una estrecha esfera porque Dios condescendió a aceptarlos donde estaban, son muy insensatos. Sin embargo, hay centenares y millares que están haciendo esto mismo. CM 491.2